martes, 25 de marzo de 2008

GEORGE SAND & CHOPIN


Te amo para amarte y no para ser amado, puesto que nada me place tanto como verte a ti feliz.



George Sand
(seudónimo de Amandine Aurore Lucille Dupin, baronesa Dudevant)
París, 1 de julio de 1804
Nohant, 8 de junio de 1876
Escritora francesa

En el año de 1835 Frederic François Chopin regreso a París y pasa por Dresde, donde se encuentra con la familia Wodzinski, enamorándose de María, que había sido su amiga y discípula en su infancia: ella es descrita como muy atractiva y culta, y sus encantos llamaron la atención, en una época, al que después fue conocido como Napoleón III, emperador de Francia. Al año siguiente (1836) sus relaciones se formalizan, pide su mano y obtiene el consentimiento de la madre de ella, pero en cambio su padre se opone.

En París, a causa del estado de ánimo que su pasión le produjo, Chopin llevaba una vida retraída, presentándose poco en sociedad y aún con sus amigos: una enfermedad (posiblemente resfriado agudo) que sufrió y que coincidió con esa forma de conducta, hizo correr la versión de que había muerto. El padre de María vio en esto un motivo más de temor para el casamiento de su hija, por lo cual continuó oponiéndose a sus relaciones. Fue en esta época que Lizst presentó a Chopin con la escritora Lucila Aurora Dupin, (Madame Dudevant), conocida bajo el pseudónimo de "George Sand"; la impresión que ésta le produjo es descrita así por Chopin: "He conocido a una gran celebridad, pero su cara no me es simpática, no me ha gustado nada. Incluso hay en ella algo que me repele". Por su parte, la condesa de Agoult se encargará de hablar con "George Sand" acerca de él, recalcando la gracia infinita con la que Chopin tose: "Chopin es el hombre más irresistible: lo único permanente que hay en él es la tos".

Cuando la ruptura con María Wodzinski era evidente, Chopin resolvió irse a Londres: allí lleva una vida de aislamiento. Su compatriota Kozman dice: "No conoce a nadie y no quiere conocer a nadie, excepto a mi". Hiller escribe: "... Una noche tocó soberbiamente en casa de Brodwood y luego desapareció otra vez, a lo que parece está muy enfermo".

Pero su producción musical ha aumentado considerablemente: estudios, mazurkas, valses, el Impromtu en la bemol, el Scherzo en si bemol menor, la Marcha fúnebre, etc., están ya creadas.

Cuando Chopin regresa a París sufre el asedio de George Sand y al fin se enamoran: una nueva vida se inicia.

Para evitar un escándalo emprenden, con los hijos de George (Solange y Mauricio), un viaje a Palma de Mallorea: se sienten subyugados por el encanto de este lugar y alquilan una casa: "Son Vent" (la casa del viento), así como una celda en la famosa Cartuja de Valldemosa; pero con la llegada del invierno la enfermedad de Chopin se agrava y llega hasta temerse por su vida. Emprenden un penoso regreso a Francia, pasando por Barcelona: al fin se instalan en Marsella, donde Chopin se mejora notablemente. Luego van a Génova y a otras partes hasta que regresan a París: aquí se instalan en departamentos separados, pero los veranos los pasan en Nohant, la finca de George. Esta época de su vida se distingue por la fecunda producción de los dos. Chopin termina su "Sonata en si bemol menor", "Los preludios", "Los tres estudios para piano", etc. Al parecer su vida fue feliz y, como se ha dicho: "George se entregaba a su pasión con un fuerte instinto maternal, y Chopin se dejaba mimar como un hijo que agradece las delicadezas de su amada".

Hacia 1847 la enfermedad de Chopin empeora y ese tilo sobreviene la ruptura definitiva con George Sand.

Esto presentó un gran quebranto para él. Para distraerse hace un viaje a Inglaterra: en Londres dio varios conciertos que entusiasmaron al auditorio y le hicieron reverdecer su popularidad. Estuvo después en Manchester y en Escocia. Mas a su regreso a Londres, su estado de salud era deplorable: los médicos le aconsejaron que se alejara de aquel clima que lo estaba matando.

En enero de 1849 regresó a París: reanuda sus lecciones de piano pero tiene que interrumpirlas. En difícil situación económica recibe anónimamente (de parte de Jane Stirling) 25,000 francos para atender sus gastos, cantidad que sólo acepta en una parte. Sintiéndose gravemente enfermo avisa a su hermana Luisa, y ésta viene con su marido, desde Polonia, para atenderlo de la tremenda tuberculosis que lo llevaba a su fin: muchos de sus amigos le prodigaban cuidados y atenciones, entre ellos la princesa Czartoriska, que lo atendieron a solicitud excepcional. En el verano va a residir a Chaitlot buscando alivio, pero en el otoño regresa a París ocupando un departamento en el número 12 de la Place Vendome: allí murió el 17 de octubre de 1849, después de recibir todos los auxilios de la religión católica. Sus funerales se efectuaron el 30 de ese mismo mes en la Iglesia de la Magdalena, ejecutándose, según su deseo, el "Requiem" de Mozart. Fue inhumado en el cementerio del "Pére Lachaise" y en su tumba fue arrojado un puñado de tierra de Polonia, a la que tanto amó.

Aurore Amandine Lucile Dupin, convertida posteriormente en Dudevant por su matrimonio, y célebre en todo el mundo bajo el seudónimo de George Sand, nació el 1 de julio de 1804 en París, hija de una pareja que se había casado el mes anterior, siendo su padre Maurice Dupin, militar con el grado de capitán en los ejércitos napoleónicos, y su madre Sophie-Victoire Delaborde –hija de un vendedor ambulante de pájaros-, una muchacha de vida un tanto aventurera , madre soltera de otra relación y la amante del general del regimiento en el que se hallaba Dupin. Ambos se enamoraron y pese a la oposición de la madre de Maurice, la exquisita dama Aurore Dupin de Francueil, contrajeron un matrimonio secreto, que puso al descubierto el nacimiento de su nieta, con la que luego la uniría un gran afecto compartido.

Después de unos comienzos tan novelescos, la vida de la jovencita Aurore, siguió al mismo ritmo. Su padre volvió de Madrid en donde era ayudante de campo de Murat, no sin que antes su esposa, embarazada de nuevo, se le reuniese, y toda la familia con el nuevo vástago, un niño, marchó finalmente a Francia a reunirse con la abuela, en la propiedad de Nohant.

Los niños estaban enfermos con fiebre cuando llegaron a la mansión familiar, el niño murió y la pequeña, con cuatro años, se quedó sin padre de resultas de una mala caída del caballo a raíz de la cual Maurice falleció.

Sin padre y con una madre non grata para la suegra, la infancia de Aurore sufrió otra ruptura cuando su madre la dejó al cuidado de la abuela y marchó a Paris a ocuparse de su primera hija Caroline.

Entonces comenzó un ir y venir, en el que se le permitía a Aurore visitar a su madre, pero esto acabó bruscamente una vez que la abuela le contó la vida descarriada de Sophie-Victoire a su hija. La niña, que ya empezaba a demostrar fuerte carácter, se enfureció acabando todo en que la pequeña fue ingresada en un convento como alumna, concretamente el de las monjas Agustinas Inglesas, radicado en París.

Estos años de escuela fueron muy importantes en la vida de la futura novelista, ya que, ávida de cultura y buena estudiante, pronto aprendió el inglés a la perfección, así como otras muchas disciplinas escolares.

La niña dibujaba y escribía, escribía muy bien, tenía una facilidad natural para ello, y mucho escribió en aquella época, prosa y verso; hizo grandes amigas y, dado a que su personalidad resultaba muy acusada, pronto se convirtió en una contestataria de la época, una rebelde que decía no creer en Dios, por no creer en nada, con el consiguiente escándalo. Pero aquel estado de ánimo duró poco, le entró la vena mística de golpe y entonces quiso ser monja, con igual apasionamiento que antes lo había negado todo.

Su abuela, viendo cercana la muerte, estimó que era preciso sacarla del convento y buscarle un marido que la protegiera, la muchacha ya tenía 17 años, pero no contaba con que su nieta aborrecía la idea del matrimonio si éste era impuesto, matrimonio sin amor con un caballero respetable, y que en lo que menos pensaba era en casarse, aunque no le desagradara la idea de verse cortejada.

Se le empezaron a buscar pretendientes a Aurore, en lo que participó activamente su abuela, pero la pobre señora murió de vejez el 15 de diciembre de 1821, sin haber conseguido llevar a cabo el sueño de ver a su nieta bien casada y protegida, es decir, lejos de las influencias de una nuera que la condesa Dupin de Francueil jamás aceptara. Y, en efecto, Aurore cayó en las manos de su madre que la arrancó de las de un tutor responsable nombrado por su abuela, y hasta abril de 1822, duró el tira y afloja entre madre e hija, ya que en aquella primavera Sophie-Victoire la llevó de visita a casa de los du Plessis, él viejo compañero de armas de Murice Dupin, con quienes se quedaría la muchacha, una larga temporada, familia amable y bondadosa que se convirtió para ella en la que nunca había tenido.

Por medio de los du Plessis conocerá Aurore a su futuro marido, Casimir Dudevant, hijo natural, aunque reconocido, del barón Dudevant y de una criada. Entre ellos se estableció una gran amistad y finalmente, pese a la marcada oposición de su madre, Aurore contrae matrimonio con Casimir el 10 de septiembre de 1822.

Lo que sigue después es una curiosa historia hecha de amor al principio y que más tarde, después del nacimiento del primer hijo, Maurice como el padre de Aurore, se convertirá en otra muy distinta de desamor e infidelidades; cuando Aurore deja de amar a su marido lo hace porque éste la engaña y entonces ella comienza a enamorarse, platónicamente al principio, de otros. Como resultado su segundo embarazo, la niña Solange, no es del padre oficial.

En 1830 conoce a Jules Sandeau y aquel encuentro es decisivo en su vida, ya que por Sandeau dejará a su marido, nunca a sus hijos aunque pueda pasar largas temporadas lejos de ellos, se establecerá en Paris, alejándose momentáneamente de la mansión heredada de su abuela, Nohant, y se convertirá en escritora, no por vocación sino porque tiene que ganarse la vida ya que su amante, escritor, es más pobre que una rata. Son tiempos de bohemia y de amor, se aman, escriben juntos, y finalmente ella se convierte en George Sand al haber escrito su primera novela sola, obra que desea compartir bajo el nombre de Sandeau como hiciera en las ocasiones precedentes, pero que Jules rehúsa con la mayor honestidad puesto que él no es coautor.

La novela se titulaba Indiana y en ella había mucho del carácter de George Sand y de su particular filosofía de la existencia; la había escrito en Nohant, ya que desde su primera escapada hasta el final de sus días, siempre fue yendo y viniendo de la finca que representaba todo un oasis de paz para ella. También la relación con su marido fue igual, permanecían casados, él conocía de sus aventuras amorosas y ella de las suyas, pero continuaban unidos por el vínculo matrimonial, circunstancia que podía extrañar a muchos, pero no a ellos.

Cuando regresó con Indiana a París, lo hizo llevando consigo a su hijita Solange, otra constante repetida a lo largo de su vida: el no despegarse de sus hijos bajo ningún concepto.

Por aquella época, anterior a Indiana, George Sand, vestida de hombre y fumadora de grandes cigarros, había empezado a trabajar como periodista para un tal Hyacinthe Thabaud de Latouche, que acababa de comprar un pequeño periódico llamado Le Figaro, desarrollando una concienzuda labor periodística, que le enseñaría mucho a extractar escribiendo, lo que resulta imprescindible para cualquier novelista.

Después de Indiana, que fue todo un éxito debido a sus ideas revolucionarias, George escribió Valentine, y empezó a considerarse ya una novelista bien pagada puesto que su editor le hacía magníficos adelantos, no obstante, aquel ascenso literario marcó el final de su relación con Jules Sandeau.

Escribe Lélia, que es otro éxito y se enamora de Alfredo de Musset con quien vive un idilio apasionado y romántico.

Ambos amantes deciden ir a Venecia, y lo que prometía ser un viaje inolvidable se convirtió en una pesadilla, ya que ella contrajo las fiebres y cuando se curó, fue Musset el enfermo. Total, un completo desastre, con un nuevo amante para George, en la figura del médico, doctor Pagello, que los curase a ambos.

Ruptura con Musset, relación con Pagello, al que invita a seguirla en su regreso a Francia, una vez haber escrito en Venecis Jacques, ruptura con Pagello, pero mientras, incansable, no cesa de escribir.

La lista de sus amantes prosigue, y surge un nuevo nombre, el revolucionario Michel de Bourges, después conocerá a Charles Didier botánico y poeta, luego el filósofo Pierre Leroux, el actor Bocage, el dramaturgo Felicien Mallefille, y, en 1837, Federico Chopin entra en su mundo por intermedio de Liszt y la condesa d’Agoult.

Mucho se ha escrito sobre los amores de Chopin y George Sand, y así, para la leyenda ha quedado que Federico Chopin fue su único gran amor, cuando en realidad no era más que “uno” de ellos, e incluso se puede decirse sin miedo a errar, que fue un amor totalmente platónico ya que, debido a la mala salud del músico parece ser que no hubo entre ellos ningún tipo de relación sexual; el que George Sand se desviviera por él y le cuidase maternal y abnegadamente, como, por otra parte, solía hacer con todos sus amantes, no significa que Chopin fuese un caso aparte para ella, posiblemente sí el primer músico que entraba en su vida, pero nada más.

El famoso invierno en Mallorca no señaló el final de una relación, que duró siete años, sino un episodio en esa relación agravado por el mal clima y la frágil salud del compositor, de hecho, y es importante consignarlo, gracias a los cuidados de George Sand, Chopin se salvó de morir y cuando se separaron lo hicieron como buenos amigos, aunque la distancia y las pequeñas intrigas de la hija de la novelista, Solange, gran amiga de Federico, consiguieron que al final de su existencia Chopin no hablase muy bien George Sand.

Por cierto, que Solange y ella nunca mantuvieron un buen entendimiento, ya que eran incompatibles, todo lo contrario que su hijo Maurice con quien se llevaba muy bien.

Los últimos años de la vida de George Sand se repartieron entre la novelística, aparte sus memorias Historia de mi vida -nunca dejó de escribir aunque no fuera una novelista vocacional si no más bien accidental-, la política, sus nietos, algunos de los cuales murieron a corta edad causándole esos fallecimientos un profundo dolor, así como igualmente la muerte de Alexander Manceau, al que podríamos denominar el último de sus amores. En aquellos años también establece un gran vínculo amistoso con Gustave Flaubert, de novelista a novelista, como a lo largo de su vida había mantenido con otros tantos nombres ilustres dentro del mundo de las letras, Balzac, Victor Hugo, los dos Dumas, la actriz Marie Dorval, el pintor Delacroix, y tantos otros personajes de su tiempo.

Gozaba de una gran vitalidad y de una mente despierta y viva, pero arrastraba un malestar crónico de estómago e intestinos que finalmente la llevaron a la tumba de una seria oclusión intestinal y murió en su mansión de Nohant el 8 de junio de 1976 a los 72 años de edad luego de haber vivido una existencia, que como la de Byron, por ejemplo, ha sobrepasado su obra al crear una pautas de comportamiento y vivir de acuerdo con ellas.

George Sand fue una de las primeras mujeres, con María Wollstonecraft en cabeza, que abogó por la libertad femenina y la igualdad entre hombre y mujer, ofreciendo el ejemplo de su propia trayectoria personal; se ganó el pan escribiendo, para no depender de varón alguno, llevó a cabo una vida sexual exenta de inhibiciones ni remordimientos, sin por ello dejar de ser una excelente madre, y sobre todo, fue la primera que se atrevió a vestirse de hombre y a fumar en público, en el seno de una sociedad como la suya. Rompió moldes y estableció normas, que tardarían muchos años aún en ser considerados habituales, y por ello debemos sentirnos reconocidas a su labor pionera, una labor que Aurore Dupin, Dudevant por su matrimonio, nunca consideró como tal sino el libre ejercicio de un derecho inherente a todas las mujeres del mundo.

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