martes, 5 de enero de 2010

El Secreto de la Riqueza


Una vez, el padre de una familia acaudalada llevó a su hijo de viaje por el campo con el firme propósito de que viera cuán pobres eran las personas que ahí vivían; que comprendiera el valor de las cosas y lo afortunados que eran ellos.

Por espacio de un día y una noche, estuvieron en la granja de una familia campesina muy humilde. Al concluir su estancia, y de regreso a casa, el padre le preguntó a su hijo.

¿Qué te pareció el viaje?

Muy bonito, papá.

¿Viste qué tan pobre y necesitada puede ser la gente?

Sí.

¿Y qué aprendiste?

Que nosotros tenemos un perro en casa, ellos tienen cuatro; nosotros una alberca de 25 metros, ellos un riachuelo sin fin; nosotros tenemos lámparas importadas en el patio, ellos las estrellas; nuestro patio llega hasta el borde de la casa, el de ellos tiene todo el horizonte. Papá, especialmente me fijé en que ellos tienen tiempo para conversar y convivir en familia. Tú y mamá deben trabajar todo el tiempo y casi no los veo.

Al terminar el relato, el padre se quedó mudo y su hijo agregó:

¡Gracias, papá, por ese modo de enseñarme lo ricos que podríamos ser!.