viernes, 25 de abril de 2008

ORIGEN DEL NOMBRE DE LOS DÍAS DE LA SEMANA


La semana es un periodo de tiempo de siete días consecutivos.

El origen de estos nombres está en la observación del cielo por los antiguos astrónomos. Durante el año la inmensa mayoría de los astros visibles no cambiaban de posición unos con respecto a otros. Sin embargo, los astrónomos observaron a simple vista siete cuerpos celestes que sí variaban de posición. El Sol y la Luna, los dos primeros, evidentemente formaban parte de ellos. Los otros cinco eran los planetas que pueden verse a simple vista: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter y Saturno. Los pueblos antiguos los consideraban estrellas móviles.

Esta división de tiempo es de las pocas que no tiene un reflejo en eventos ocurridos en el cielo. Otros eventos, como el día (giro de la Tierra sobre su eje) o el año (giro sobre el sol), sí la tienen.

Historia de la semana

El número 7

Los distintos autores tienen opiniones encontradas con respecto a la historia de la cantidad de días de la semana. Frecuentemente presentan sus especulaciones como si fueran datos incuestionables. Las primeras páginas de la Biblia explican que Dios creó el mundo en seis días y descansó el séptimo. Este séptimo día se volvió el día de descanso en todo el mundo, desde la creación y fue confirmado en su pacto eterno con el pueblo judío, el sábado (sábbath).

Babilonia, Persia, India y algunos otros sitios se consideran lugares donde se introdujo esta idea bíblica del número 7. En Roma ya se utilizaba desde mucho antes de la introducción del cristianismo, en el siglo II.

Una hipótesis razonable es pensar que los siete días son una subdivisión natural del mes lunar, que dura 28 días, el tiempo que la luna emplea en girar alrededor de nuestro planeta. Cada fase de la luna dura siete días. Se contaba como una unidad el tiempo que transcurría entre la luna llena (completamente iluminada), la luna menguante (iluminada sólo en su mitad izquierda), la luna nueva o "muerta" (oscurecida) y la luna creciente (iluminada en su mitad derecha).


Nombre de los días de la semana

Los hebreos simplemente numeraban los días de la semana, excepto el séptimo (shabbat o sabbath). En árabe también se numeran los días, e igualmente el séptimo es el sábat (asSabt). El sexto día ahora se llama al-Jum'ah, el ‘día de la reunión (jum')’, cuando los musulmanes oran en la mezquita (jâmi’).

En griego moderno, los días también se numeran, e igualmente el séptimo es el shabbat (sávvato), y el primer día es kyriakê, el ‘día del Señor (kyriós)’. El sexto día se llama en griego paraskeuê, la ‘preparación’. Éste en realidad es un término hebreo, ya que se hace una preparación para el shábbat. Se ha preservado en un lenguaje que hoy es prácticamente sólo de cristianos, aunque antiguamente —en los periodos helenístico y romano.

Mientras que los lenguajes mediterráneos orientales reflejan variaciones de la numeración de los días de la semana, los lenguajes de Europa Occidental (excepto el portugués) reflejan nombres basados en los nombres de los planetas perceptibles a simple vista.

Estos siete cuerpos celestes dieron sus nombres a los días de la semana: lunes (Luna), martes (Marte), miércoles (Mercurio), jueves (Júpiter) y viernes (Venus). En español, sábado procede de la fiesta hebrea Shábbath y domingo de la palabra latina domínicus o sea ‘del dóminus’, ‘del señor’, derivado a su vez de dominator ‘ el dominador’ (el dios Yahvéh). No obstante, en algunos idiomas (como el inglés, por ejemplo) se mantienen los nombres originales de estos dos días: Saturday (‘día de Saturno’) y Sunday (‘día del Sol’), o han renominado al dios grecoromano con el nombre de su más o menos correspondiente dios germánico, así el dios germánico de la guerra Tiu (Tuesday) substituye al marcial grecoromano Marte; Odín, el principal dios germánico (Woden > Wednesday) al secundario dios Mercurio; Thor, importante dios guerrero (Thursday) al importantísimo Júpiter; la diosa del amor Freyja o Frigga (Friday) a Venus. Los nombres latinos son meras transliteraciones de los nombres griegos, los cuales a su vez eran transliteraciones de los nombres babilónicos, los cuales remontan a los sumerios. Los egipcios en cambio tenían nombres diferentes. Sin embargo hubo algún tipo de interpretación. por ejemplo Nergal era el dios de la guerra pero también de la pestilencia y especialmente del infierno. De esta manera se superponía con el griego Hades. Mientras Cronos era padre de Zeus, Ninurta era hijo de Enlil.


Orden de los días de la semana

Algunos pueblos mediterráneos pensaban que cada hora del día era regida por el Sol, la Luna o uno de los cinco planetas conocidos en aquel entonces (los cuales se creían que eran dioses, y que giraban eternamente alrededor de la Tierra). La secuencia en que ellos creían que se gobernaban correspondía al orden inverso de la distancia que ellos creían que esos astros distaban de la Tierra.

Según Michael Macrone, en ¡Por Júpiter! (1992), en esa época los egipcios pensaban que el planeta más distante era Saturno. Por lo tanto creían que la primera hora era regida por Saturno, la segunda hora por Júpiter, y así por el estilo. También creían que después de que pasaban las primeras siete horas (regidas por los siete astros conocidos) la cuenta se repetía.

Según la Enciclopedia Católica, en su artículo «Domingo», los antiguos egipcios creían que el planeta que regía la primera hora también regía el periodo completo de 24 horas, y daba su nombre a ese día.

Elias Joseph Bickerman, en su Cronología del mundo antiguo (Universidad de Cornell, 1968) afirma que Celso había escrito que esta misma doctrina formaba parte de la cosmogonía persa.

Hace 600 años, Chaucer describió estas mismas creencias (que él creía de origen griego) en su Tratado acerca del astrolabio (en el capítulo «Special declaracioun of the houres of planetes» (‘declaración especial acerca de las horas de los planetas’). El texto de Chaucer es traducción de un manuscrito griego mucho más antiguo.

En su ensayo El tiempo (p. 24, Nueva York, 1966), Samuel A. Goudsmit prueba que los egipcios dividían cada uno de los 12 meses de 30 días (de su año de 360 días) en tres semanas de 10 días. Lo mismo hacían los griegos de esa época. No se sabe en qué momento cambiaron ese calendario por la adoración de los planetas, pero debe haber sido hace unos 2500 años, ya que Herodoto, en La historia (2.82), escribió: «Estos son algunos de los hallazgos de los egipcios. Descubrieron que [...] cada día le pertenece a un dios»

Stephen Herbert Langdon, en La mitología de todas las razas, en el capítulo «Semítica», p. 154 (Nueva York, 1964) prueba que los seguidores del culto de Sin (en Harrán), a quienes los escritores árabes y sirios conocían como arranianos o sabeanos les habían puesto los nombres de los planetas a sus días. Como los hebreos y otros pueblos, consideraban que el día dedicado a Saturno era el séptimo día, así que comenzaban la semana con un día dedicado al Sol. Para el resto de los días utilizaban el mismo orden que los egipcios.

Steven L. Renshaw, en El sistema solar y los nombres de los días, demuestra que esos mismos astros del sistema solar, y en la misma secuencia, se usaron para nombrar los días en la antigua India, Tíbet y Burma. También sucede lo mismo con Japón, pero esa costumbre se ha podido rastrear sólo hasta hace sólo mil años.

Los soldados romanos estacionados en Egipto se acostumbraron a la semana pagana de siete días y la comenzaron a introducir en su país, reemplazando la semana oficial de ocho días. Octaviano (César Augusto) y los siguientes gobernantes romanos toleraron esta práctica, que se oficializó con el sanguinario emperador Constantino I el Grande en 321 de nuestra era.

La teoría más conocida acerca del origen del orden de los planetas es la siguiente:

Si se disponen los planetas de acuerdo al conocimiento erróneo que los antiguos tenían de sus respectivas distancias a la Tierra, el orden (de lejano a cercano) sería: Saturno, Júpiter, Marte, Sol, Venus, Mercurio y Luna

Si se les asignan estos planetas a cada hora del día:

0=Saturno, 1=Júpiter, 2=Marte,
3=Sol, 4=Venus, 5=Mercurio,
6=Luna, 7=Saturno, 8=Júpiter,
9=Marte, 10=Sol, 11=Venus,
12=Mercurio, 13=Luna, 14=Saturno,
15=Júpiter, 16=Marte, 17=Sol,
18=Venus, 19=Mercurio, 20=Luna,
21=Saturno, 22=Júpiter, 23=Marte.

Entonces la cero hora del siguiente día continuará con el Sol, que es el astro que en la lista sigue después de Marte (que era el planeta correspondiente a la hora 23 del día anterior):

0=Sol, 1=Venus, etc. [...] 22=Venus, 23=Mercurio

Y el siguiente día continuará con:

0=Luna, 1=Saturno, etc. [...] 22=Saturno, 23=Júpiter

Y el siguiente día será:

0=Marte, 1=Sol, etc.

Si uno observa los planetas asignados a la hora cero de cada día, notará que los planetas vienen en este orden: Saturno, Sol, Luna, Marte, Mercurio, Júpiter y Venus, que es exactamente el orden de los nombres de los días asociados a esos planetas: sábado, domingo, lunes, martes, miércoles, jueves y viernes, respectivamente.

Es muy probable que los antiguos sumerios utilizaran este sistema para generar el orden de los días de la semana; lo que no se sabe es por qué lo hicieron, o sea cuál era el mito que sostenía este ordenamiento arbitrario.

Continuidad del ciclo de siete días

Se tiene constancia, en occidente, del paso de la semana romana de ocho a siete días a comienzos del siglo III adC, aunque no estuvo reflejado en ningún decreto ni orden gubernativa.

La revolución francesa organizó una semana de diez días, abolida por Napoleón. La revolución rusa cambió a una semana de cinco días, cuatro laborables y uno de descanso, que perduró hasta antes de 1940. (Daniel J. Boorstin, El tiempo)

Los importantes cambios y reformas de calendario casi nunca interrumpieron ese ciclo.

Es probable que el ciclo judío semanal provenga de Babilonia, o al menos desde los días de Moisés (1400 adC, aproximadamente). Algunos autores proponen que los antiguos judíos usaban un calendario que ocasionalmente introducía un shabbath extra, pero esa teoría es difícil de probar.

Comienzo de la semana

El estándar ISO 8601 identifica al lunes como 1. En casi todos los países del mundo la semana empieza en lunes, mientras que en Portugal, Brasil, Argentina y venezuela y en algunos países anglosajones (como EE.UU. y Reino Unido), la semana empieza en el domingo. De todas formas se identifica al sábado y al domingo como fin de semana.

La Biblia judía establecía al domingo como el día siguiente al Sabbath de descanso, o sea, como el primer día de la semana. En los países tradicionalmente cristianos se practica el descanso laboral en domingo, en los musulmanes el viernes y los judíos (y por lo tanto Israel) el sábado.

El hecho de que una semana tenga siete días se debe probablemente a la simplificación de la cuarta parte de un mes lunar.

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