sábado, 5 de abril de 2008

LEYENDA DE LOS SOLES


Ometecuhtli, dualidad generadora, se desdobló en cuatro fuerzas que serían sus cuatro hijos creadores y representantes de los cuatro elementos: tierra (representada por el tigre), aire, fuego y agua. Estas fuerzas establecieron una lucha tenaz por la supremacía de las eras, de los tiempos o soles, originando cataclismos y una evolución humana y vegetal.

Se refería, se decía que así hubo ya antes cuatro vidas, y que ésta era la quinta edad.

Como lo sabían los viejos, en el año 1 Conejo se cimentó la tierra y el cielo. Y así lo sabían, que cuando se cimentó la tierra y el cielo, habían existido ya cuatro clases de hombres, cuatro clases de vidas. Sabían igualmente que cada una de ellas había existido en un Sol [una edad]. Y decían que a los primeros hombres su dios los hizo, los forjó de ceniza. Esto lo atribuían a Quetzalcóatl, cuyo signo es 7 Viento, él los hizo, él los inventó.

Primer Sol

El primer Sol [edad] que fue cimentado, su signo fue 4 Agua, se llamó Sol de Agua. En él sucedió que todo se lo llevó el agua. Las gentes se convirtieron en peces.

Segundo Sol

Se cimentó luego el segundo Sol [edad]. Su signo era 4 Tigre. En él sucedió que se oprimió el cielo, el Sol no seguía su camino. Al llegar el Sol al mediodía, luego se hacía de noche y cuando ya se oscurecía, los tigres se comían a las gentes. Y en este Sol vivían los gigantes. Decían los viejos que los gigantes así saludaban: “no se caiga usted”, porque quien se caía, se caía para siempre.

Tercer Sol

Se cimentó luego el tercer Sol. Su signo era 4 Lluvia. Se decía Sol de Lluvia [de fuego]. Sucedió que durante él llovió fuego, los que en él vivían se quemaron. Y durante él llovió también arena. Y decían que en él llovieron las piedrezuelas que vemos, que hirvió la piedra tezontle y que entonces se enrojecieron los peñascos.

Cuarto Sol

Su signo era 4 Viento, se cimentó luego el cuarto Sol. Se decía Sol de Viento. Durante él todo fue llevado por el viento. Todos se volvieron monos. Por los montes se esparcieron, se fueron a vivir los hombres-monos.

Quinto Sol

El Quinto Sol: 4 Movimiento su signo. Se llama Sol de Movimiento, porque se mueve, sigue su camino. Y como andan diciendo los viejos, en él habrá movimientos de tierra, habrá hambre y así pereceremos.

En el año 13 Caña, se dice que vino a existir, nació el Sol que ahora existe. Entonces fue cuando iluminó, cuando amaneció, el Sol de Movimiento que ahora existe. 4 Movimiento es su signo. Es éste el quinto Sol que se cimentó, en él habrá movimiento de tierra, en él habrá hambres.

En él ya hay un equilibrio cósmico, gracias a que no predomina una sóla fuerza. Esta era o Sol. pudiera ser destruída por terremotos, pues ese es su nombre. Acabará en un año 4-Movimiento (Nahui-Ollin), pero no sabemos cuánto durará, porque aún vivimos en ella.

En resumen: Fue creada la primera era o sol y fue destruída por un cataclismo y sobrevino el caos. Así sucede cuatro veces hasta que una quinta fuerza, simbolizada por el movimiento y representada por Quetzalcóatl, logró la supremacía y la estabilidad cósmica, pudiendo crear así a la humanidad existente.

Este quinto sol quedará destruído por el movimiento, cuando la estabilidad se rompa, así como las cuatro eras anteriores fueron destruídas por el agua, el aire, el fuego y los tigres.

La Leyenda de los Soles es un mito de origen nahua, recopilado de la tradición oral y consignado, junto con el mito de la Creación del Quinto Sol, en el Códice Chimalpopoca.

EL MITO DEL QUINTO SOL

Los mexicas –entre otros pueblos indígenas- buscaron su origen en Teotihuacan, así de importante fue esta civilización en el mundo Mesoamericano. En el siglo XVI fray Bernardino de Sahagún recuperó un mito que hace referencia al nacimiento del Quinto Sol en la majestuosa ciudad de Teotihuacan.

Los textos indígenas del mundo náhuatl del siglo XVI (aztecas, texcocanos, tlaxcaltecas, etc.) relatan que ésta era del Quinto Sol fue fundada en Teotihuacan. El texto de Los Informantes de Sahagún relata:

Se dice que cuando aún era de noche,
cuando aún no había día,
cuando aún no había luz, se reunieron,
se convocaron los dioses allá en Teotihuacan.
dijeron, hablaron entre sí:
-“¡Venid acá, oh dioses!
¿Quién tomará sobre sí,
Quien se hará cargo de que haya días,
de que haya luz?”
Y en seguida allí habló aquél,
allí presentó su rostro Tecuciztecatl. Dijo:
-¡Oh dioses, en verdad yo seré!
Otra vez dijeron los dioses:
-¿Quién otro más?
En seguida unos y otros se miran entre sí,
unos y otros se hacen ver, se dicen:
-¿Cómo será, cómo habremos de hacerlo?
Nadie se atrevía, ningún otro presentó su rostro.
Todos, grandes señores, manifestaban su temor, retrocedían.
Nadie se hizo ahí visible.
Nanahuatzin, uno de estos señores, allí estaba junto a ellos,
permanecía escuchando cuanto se decía.
Entonces los dioses se dirigieron a él y le dijeron:
-¡Tu, tu serás, oh Nanahuatzin!
Él entonces se apresuró a recoger la palabra,
la tomó de buena gana, dijo:
-está bien, oh dioses, me habéis hecho bien.

El relato continúa diciéndonos cómo Tecuciztecatl y Nanahuatzin hacen penitencia, en tato que los demás dioses han encendido una hoguera para aquel que se arroje se convierta en sol.

Tecuciztécatl en vez de usar para su ofrenda las ramas de abeto y bolas de barba de pino, en donde se colocaban agudas púas de maguey con las que se punzaba el penitente; utilizó plumas de quetzal y en vez del abeto, bolas de oro con espinas hechas de piedras preciosas y en lugar de sacrificarse con las espinas de maguey, ofreció en cambio espinas preciosas hechas de coral. Tecuciztécatl no se comprometió y evadió el autosacrificio espiritual por medio de la presentación de ofrendas materiales suntuosas. Nanahuatzín en cambio se sacrificó con verdadero compromiso y fervor, utilizando el abeto, el pino y las espinas de maguey. Uno confundió el sacrificio espiritual con la riqueza material; el otro se comprometió totalmente con su responsabilidad y sacrifico su carne para purificar su espíritu.

Llegado el gran momento, estaba allá en Teotihuacán la gran fogata cósmica rodeada por todos los dioses en donde tendrían que saltar para consumirse en el fuego liberador de las impurezas terrenales.

Primero Tecuciztécatl intentó saltar cuatro veces, pero el miedo no lo dejó. Tocó entonces el turno a Nanahuatzín quien, decidido a la primera oportunidad, saltó en medio de las grandes llamas. De inmediato, Tecuciztécatl lleno de vergüenza se arrojó a la hoguera en forma tardía.

El destino de Nanahuatzín fue convertirse en el Sol de la quinta era y Tecuciztécatl se convirtió en la luna, porque después de haber saltado y vencer su miedo, apareció por el Oriente. Fue entonces qué los Dioses decidieron arrojarle un conejo en la cara, para que no brillara tanto como el Sol. ¿Cómo haremos vivir a la gente?

¡Que por nuestro medio se robustezca el Sol,

sacrifiquémonos, muramos todos!

De esta manera los dioses decidieron sacrificarse para que en este Sol hubiera movimiento. Es por ello que a los seres humanos también se les llamaba –"macehuales"- que quiere decir –"merecidos del sacrificio de los dioses"-. Por ellos la tierra nuevamente tenía un Sol y estaba en movimiento, sin embargo, faltaba lo más importante, los seres humanos.

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