lunes, 3 de septiembre de 2007

ICONOS DE LA CIUDAD DE MÉXICO: KEIKO


Pocos animales pueden llegar a ser representativos de una ciudad, un buen ejemplo es Keiko, que junto al panda Tohui, son seres entrañables para la Ciudad de Mexico.


Keiko


Debe de haber nacido entre 1977 y 1978 en el océano Atlántico, cerca de Islandia. En 1979 fue capturada cuando todavía estaba permitido este tipo de práctica y fue llevada a Saedyrasfnid, a un acuario. Fue en 1982 que Marineland en Ontario, Canadá, compró a Keiko. Ahí inició su capacitación para entretener públicos ávidos de piruetas y gracejadas. En esa época aparecieron sus primeras lesiones dérmicas. De su llegada a México se rumora que todo fue arreglado por Jorge Hank Rhon, famoso por haber estado involucrado en varios casos de tráfico ilegal de fauna silvestre. La historia cuenta que el famoso empresario accionó los botones necesarios para lograr que el cetáceo cruzara de manera ilegal el espacio estadunidense, y que el viaducto Miguel Alemán, del Distrito Federal, fuera cerrado para que la ballena pudiera llegar en 15 minutos hasta Reino Aventura. En una entrevista realizada en 1993, Oscar Porter, director de Reino Aventura, ubicado en la zona del Ajusco de la Ciudad de México y convertido actualmente en el parque de distracciones “Six Flags”, dijo a la revista Proceso: “A los dueños les llegó la oferta de que había una ballena en Canadá. Algo que los motivó a su compra fue que Keiko estaba con dos ballenas más. Keiko era la de carácter más débil y las otras la maltrataban. Los dueños sintieron que en México podía estar mejor.” Al paso de los años, Keiko siguió creciendo y su tanque le quedaba pequeño. Sus dueños mexicanos querían ganar cada vez más dinero con ella, pero no estaban dispuestos a invertir ni una moneda en el mejoramiento de sus condiciones de vida. Surgió entonces el ofrecimiento de que la ballena participara en una película estadunidense de bajo presupuesto. El film se convirtió en un éxito y puso a “Liberen a Willy” en los primeros lugares de taquilla. Al poco tiempo, el caso de Keiko fue publicado en 1993 por la revista Entertainment Weekly de Estados Unidos; el artículo “Puede salvarse esta ballena” destacó el caso de Keiko, al que describió de manera dramática: “Tomó menos de dos horas de pantalla liberar a Willy, pero la batalla para salvar a Keiko ha persistido desde el inicio de la filmación en 1992 y parece ponerse cada vez más difícil. Ambientalistas, biólogos marinos, sus propios entrenadores y los administradores del parque discuten sobre la mejor manera de ayudarle.” Para los ambientalistas la situación de Keiko era más que precaria, su piscina de seis metros de profundidad resultaba insuficiente, tenía problemas virales, sufría de escoriaciones alrededor de las aletas pectorales y de la cola. En la perspectiva de los dueños de Reino Aventura, Keiko vivía mejor que muchos mexicanos: comía entre 80 y 120 kilos diarios de pescado, 50% nacional y 50% internacional, y tomaba vitaminas. Además tenía cuatro entrenadores, un velador y hasta ocho personas que cuidaban de él. El escándalo alcanzó tal magnitud que la película de “Liberen a Willy” incluía un número telefónico para todos aquellos que quisieran adherirse al movimiento por la liberación del mamífero marino. Liberen a Keiko. En 1994 Keiko era un macho en plena madurez sexual. Con cerca de 15 años tenía más de siete metros de longitud. Su aleta caudal se había colapsado y sus dientes inferiores observaban gran desgaste debido a su costumbre de morder los bordes de su piscina. Su triste situación dividió en dos a la opinión mundial. Por un lado apareció la Alianza de Parques de Mamíferos Marinos y Acuarios que propugnaba porque Keiko fuera llevada a un acuario con una piscina adecuada, la cual podría compartir con una hembra. Por otro lado apareció el Centro para la Investigación de las Ballenas del estado de Washington orientado hacia los derechos de los animales, decidido a poner a la orca en libertad. Ken Balcom, director de este último centro, habló en esa época con esta reportera y señaló que había viajado a México para ofrecerle a Porter una oferta de 3.8 millones de dólares por el mamífero marino. Su propuesta era hacer un tratamiento de readaptación y reaprendizaje de sus capacidades silvestres. En 1994 la Fundación Liberen a Willy tenía recaudados 4 millones de dólares para liberar a Keiko. Fue el Oregon Coast Acuarium el encargado de habilitar el espacio perfecto para la ballena. En un acto insólito e inesperado, la ballena fue donada por Reino Aventura al lugar en 1995. No era para menos: Después de la presión de recibir más de 1,500 cartas quincenales para solicitar su liberación, los dueños estaban más que hartos. El 7 de enero de 1996, después de una larga despedida con niños llorando y un largo operativo que fue trasmitido a todo el mundo, Keiko llegó al acuario estadunidense para empezar un largo periodo de adaptación en vías de ser liberada, pero no fue sino hasta 1997 que sus cuidadores le presentaron como alimento peces vivos. Al principio Keiko no aceptó comer los peces y se los llevaba a sus entrenadores; sus lesiones cutáneas habían desaparecido. Poco a poco se estableció que el animal sería liberado en 1999, pero entonces Keiko enfermó del hígado y el pulmón, y su proceso de reincorporación al mar se retrasó.


Tras un intenso entrenamiento para aprehender a capturar peces, la orca fue liberada en las aguas de Islandia en julio de 2002, pero luego de nadar unos mil 400 kilómetros en aparente búsqueda de compañía humana, fue vista en las aguas de Noruega. Ante el aparente fracaso de incorporarla a su hábitat natural, tras 26 años de cautiverio, Keiko regreso a la vida que consideraba normal en la bahía de Taknes, costa oeste de Noruega, donde se le alimentó y cuidó desde septiembre de 2002 hasta el fin de su vida.


Después de 24 años de no haber nadado nunca más en los mares abiertos y de haber vivido en acuarios y piscinas en todo el mundo, brindando espectáculos para chicos en los parques de diversiones, sintió una especie de nostalgia, de antiguo reclamo. Y así, después de tantos intentos fallidos de convencerla de que su lugar estaba en el mar, la ballena Keiko hace siete semanas que recorre las aguas profundas del océano Atlántico.


Todo un acontecimiento, visto y considerando que, durante años, Keiko había hecho fracasar todas las tentativas por liberarla. Desde 1998 se intentó, de todos los modos posibles, llevarla al mar abierto y ponerla en contacto con otros grupos de orcas. Pero, al final de cada día, Keiko siempre regresaba a su casa.


Sin embargo, en unos meses las cosas cambiaron. Sus cuidadores empezaron a percibir que algo se estaba modificando en el comportamiento de Keiko. Al parecer, cada vez le gustaba más estar en compañía de otras orcas, hasta que el 15 de julio se alejó de la bahía de Islandia, donde vivía. ¿Una incursión exploratoria, como tantas otras? No, Keiko nunca más regresó.


Según algunas informaciones (a Keiko se la siguía vía satélite gracias a unos dispositivos que tenía adosados en su espina dorsal), debío encontrarse entre Noruega y las islas Shetland. "Estamos contentos, porque Keiko está haciendo lo que queríamos, pero un poco preocupados porque no sabemos qué le está pasando", dijo Charles Vinick, vicepresidente de Ocean Futures, la organización que se ocupó de la reinserción de Keiko.


Recientemente, Keiko había empezado a alimentarse sola, cosa que antes no sabía hacer. Vinick está convencido de que la orca se encontraba bien y de que, finalmente, estaba disfrutando de su libertad. Pero algunos cuidadores estaban tan preocupados por su futuro que les escribieron a las autoridades norteamericanas solicitando ayuda, ya que temian que Keiko podía estar recorriendo los océanos "sola y muerta de hambre".

El 12 de Diciembre de 2003, Keiko, murió a los 27 años de edad, probablemente a causa de una neumonía, anunció el equipo encargado de su programa de readaptación a la vida salvaje.



La orca falleció sin haber jamás logrado volver al estado salvaje pese a un gran programa de rehabilitación de más de 20 millones de dólares."Hace dos días estaba un poco letárgica. Ya no aceptaba bien los alimentos", dijo Dane Richards, un miembro del equipo encargado de apoyar a Keiko en el Golfo de Taknes, en la costa occidental de Noruega."Su comportamiento y su actividad se deterioraron", agregó. "Pensamos que podría tratarse de una neumonía", precisó.Richards no pudo explicar lo que sucedería con el cadáver del cetáceo, pero David Philipps, de la Fundación "Salven a Willy", citada por la prensa noruega, manifestó el deseo de exponer su esqueleto al público. Sacar a Keiko de su estrecha piscina en México y llevarla a sus aguas natales fueron el esfuerzo más espectacular nunca hecho por un animal", subrayó David Phillips, presidente-fundador de la Fundación "Salven a Willy"."Keiko era una campeona, la más increíble de las orcas", añadió. Keiko nunca pudo cortar sus lazos con los hombres y siguió dependiente de ellos para su alimentación, que consistía en unos 40 kilos de harenque por día y además nunca quiso volver a juntarse con sus congéneres.


Keiko, fue encontrado flotando en las aguas. Murió de una repentina neumonía a los 27 años de edad en la bahía de Taknes, en Noruega. Margrete Stere, alcaldesa de la municipalidad de Hansa informó que la orca falleció alrededor de las 17:00 horas (16:00 GMT), cuando su cuerpo fue encontrado flotando en las aguas, según la radio noruega NRK. Las autoridades del Directorio de Pesca de Noruega confirmaron el deceso del macho de seis toneladas de peso y 10.6 metros de longitud, al tiempo que precisaron que obedeció a una repentina neumonía, de acuerdo con el reporte. Dane Richards, quien cuidaba a la orca, indicó que Keiko dejó de comer y mostraba falta de sueño, al parecer a causa de un resfrío repentino, y que a pesar de los cuidados de los veterinarios su comportamiento se deterioraba cada vez más. "Mostró algunos síntomas como falta de sueño y apetito. Verificamos que su respiración era un tanto irregular, no evolucionaba muy bien. Murió en la tarde", apuntó Richards al dar cuenta de la muerte de la famosa orca.

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