Extraido de la Encyclopedia Titanica
Autor Alejandro Gárate Uruchurtu
A bordo del famoso transatlántico Titanic iba un pasajero mexicano: Manuel R. Uruchurtu, quien falleciera en la trágica noche del 14 de abril de 1912 bajo circunstancias especiales.
Oriundo de Hermosillo, Sonora, Uruchurtu fue normalista, abogado y político, y hacia mediados de febrero de 1912 decidió partir con destino a Europa para visitar a sus amigos en el exilio y muy en especial para reunirse con el más íntimo de ellos, Ramón Corral.
El 1 de marzo, el diputado Uruchurtu se vio con Corral y a partir de entonces departieron juntos todo el mes, acompañados de otros conocidos y amigos.
Hacia los primeros días de abril, el legislador se encontraba en su hotel de París arreglando su viaje de regreso a México, cuando llegó el Diputado Guillermo Obregón (yerno de Corral, y presidente de la Gran Comisión de la Cámara). Manuel le comentó que se alistaba para tomar el buque France, que partiría del puerto de Cherburgo, Francia, con destino a Veracruz, el 10 de abril.
Obregón le dijo que ese mismo día llegaría a dicho puerto el transatlántico Titanic, que iba rumbo a Nueva York en su viaje inaugural, y que no debía desaprovechar la oportunidad de viajar en él. Acto seguido, tomó Obregón el boleto de Uruchurtu y lo cambió por un pasaje de primera clase para la lujosa nave.
Cuando un hombre está predestinado a algo no hay nada que lo pueda hacer cambiar de rumbo. Comento esto porque la noche del 8 de abril le ofrecieron a Uruchurtu una cena de despedida en París, a donde asistió gente como Corral, Obregón y el diputado Crespo Limantour, hecho que provocó que se desvelaran y, en la mañana del día 9 salieran tarde hacia la estación central de París con la sensación de que "Manuel perdería el tren hacia Cherburgo", pero, coincidentemente, el tren tuvo un retraso que le permitió abordarlo.
Esta narración fue hecha por Obregón al diputado Gustavo A. Uruchurtu (sobrino de Manuel), en 1928, cuando coincidieron en una comida.
"Yo soy el culpable de que su tío Manuel muriera, pues yo le cambié el boleto del barco", le dijo Obregón.
La mañana del 10 de abril, Manuel Uruchurtu le envió una postal a su madre, que vivía en Hermosillo, en la cual le refirió que era una fotografía del barco en el cual viajaría ese día, y que cuando llegara a México iría a Sonora para visitarla y platicarle del viaje.
La trágica noche del domingo 14 de abril, luego del aparatoso choque, Uruchurtu, como pasajero de primera clase y en su calidad de legislador del Gobierno mexicano en misión oficial (como fue registrado), ya se encontraba a bordo de una de las lanchas salvavidas, cuando apareció una dama inglesa, pasajera de segunda clase, que suplicaba le dejaran subir a la embarcación, ya que en Nueva York la esperaban su esposo y su pequeño hijo.
Aparentemente, el oficial encargado del abordaje de la pequeña embarcación no le permitía el paso, argumentando que la lancha ya se encontraba llena y sería en extremo riesgoso el permitirle subir.
Ante este hecho, y en un acto de inusitada caballerosidad, más que de heroísmo, el mexicano decidió desembarcar cediendo su lugar a la mujer, quizá consciente de que con ello arriesgaba su propia vida, pues era casi imposible que pudiese tomar otra embarcación, pidiéndole sólo el favor (a la dama) de que en la primera oportunidad que tuviera fuese a México a ver a su familia y narrar lo que ahí había sucedido.
Poco después del hundimiento de la nave, esta dama inglesa cumplió el último deseo de Uruchurtu, viniendo a México y entrevistándose con la esposa del diputado, Gertrudis Caraza y Landero viuda de Uruchurtu, a quien le platicó lo sucedido en presencia del entonces Coronel Joaquín Pita, íntimo amigo de la familia y quien se encontraba con la viuda para darle el pésame, y quien comentó el hecho, años después, en un libro que publicó sobre sus memorias.
Este trabajo pretende ser un pequeño homenaje a la pérdida de dos grandes, el Titanic y la verdadera caballerosidad, fielmente representada por la figura de un mexicano: Manuel R. Uruchurtu.
Alejandro Gárate Uruchurtu es sobrino-nieto de Manuel R. Uruchurtu, y miembro de la Sociedad Histórica del Titanic con sede en Southampton, Inglaterra.
Autor Alejandro Gárate Uruchurtu
A bordo del famoso transatlántico Titanic iba un pasajero mexicano: Manuel R. Uruchurtu, quien falleciera en la trágica noche del 14 de abril de 1912 bajo circunstancias especiales.
Oriundo de Hermosillo, Sonora, Uruchurtu fue normalista, abogado y político, y hacia mediados de febrero de 1912 decidió partir con destino a Europa para visitar a sus amigos en el exilio y muy en especial para reunirse con el más íntimo de ellos, Ramón Corral.
El 1 de marzo, el diputado Uruchurtu se vio con Corral y a partir de entonces departieron juntos todo el mes, acompañados de otros conocidos y amigos.
Hacia los primeros días de abril, el legislador se encontraba en su hotel de París arreglando su viaje de regreso a México, cuando llegó el Diputado Guillermo Obregón (yerno de Corral, y presidente de la Gran Comisión de la Cámara). Manuel le comentó que se alistaba para tomar el buque France, que partiría del puerto de Cherburgo, Francia, con destino a Veracruz, el 10 de abril.
Obregón le dijo que ese mismo día llegaría a dicho puerto el transatlántico Titanic, que iba rumbo a Nueva York en su viaje inaugural, y que no debía desaprovechar la oportunidad de viajar en él. Acto seguido, tomó Obregón el boleto de Uruchurtu y lo cambió por un pasaje de primera clase para la lujosa nave.
Cuando un hombre está predestinado a algo no hay nada que lo pueda hacer cambiar de rumbo. Comento esto porque la noche del 8 de abril le ofrecieron a Uruchurtu una cena de despedida en París, a donde asistió gente como Corral, Obregón y el diputado Crespo Limantour, hecho que provocó que se desvelaran y, en la mañana del día 9 salieran tarde hacia la estación central de París con la sensación de que "Manuel perdería el tren hacia Cherburgo", pero, coincidentemente, el tren tuvo un retraso que le permitió abordarlo.
Esta narración fue hecha por Obregón al diputado Gustavo A. Uruchurtu (sobrino de Manuel), en 1928, cuando coincidieron en una comida.
"Yo soy el culpable de que su tío Manuel muriera, pues yo le cambié el boleto del barco", le dijo Obregón.
La mañana del 10 de abril, Manuel Uruchurtu le envió una postal a su madre, que vivía en Hermosillo, en la cual le refirió que era una fotografía del barco en el cual viajaría ese día, y que cuando llegara a México iría a Sonora para visitarla y platicarle del viaje.
La trágica noche del domingo 14 de abril, luego del aparatoso choque, Uruchurtu, como pasajero de primera clase y en su calidad de legislador del Gobierno mexicano en misión oficial (como fue registrado), ya se encontraba a bordo de una de las lanchas salvavidas, cuando apareció una dama inglesa, pasajera de segunda clase, que suplicaba le dejaran subir a la embarcación, ya que en Nueva York la esperaban su esposo y su pequeño hijo.
Aparentemente, el oficial encargado del abordaje de la pequeña embarcación no le permitía el paso, argumentando que la lancha ya se encontraba llena y sería en extremo riesgoso el permitirle subir.
Ante este hecho, y en un acto de inusitada caballerosidad, más que de heroísmo, el mexicano decidió desembarcar cediendo su lugar a la mujer, quizá consciente de que con ello arriesgaba su propia vida, pues era casi imposible que pudiese tomar otra embarcación, pidiéndole sólo el favor (a la dama) de que en la primera oportunidad que tuviera fuese a México a ver a su familia y narrar lo que ahí había sucedido.
Poco después del hundimiento de la nave, esta dama inglesa cumplió el último deseo de Uruchurtu, viniendo a México y entrevistándose con la esposa del diputado, Gertrudis Caraza y Landero viuda de Uruchurtu, a quien le platicó lo sucedido en presencia del entonces Coronel Joaquín Pita, íntimo amigo de la familia y quien se encontraba con la viuda para darle el pésame, y quien comentó el hecho, años después, en un libro que publicó sobre sus memorias.
Este trabajo pretende ser un pequeño homenaje a la pérdida de dos grandes, el Titanic y la verdadera caballerosidad, fielmente representada por la figura de un mexicano: Manuel R. Uruchurtu.
Alejandro Gárate Uruchurtu es sobrino-nieto de Manuel R. Uruchurtu, y miembro de la Sociedad Histórica del Titanic con sede en Southampton, Inglaterra.
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