miércoles, 29 de octubre de 2008

EL YETI, BIGFOOT, NESSIE Y OTRAS CRIATURAS CRÍPTIDAS


EL YETI

Es un ser bípedo conocido en toda la cordillera del Himalaya. En el Tíbet recibe el nombre de metoh kangmi. Camina ligeramente inclinado hacia delante. Tiene todo el cuerpo cubierto de pelo lacio y fuerte, salvo la cara, de piel blanca o rojiza; el pelaje es más corto en el pecho y por debajo de las rodillas. La cabeza es ovalada y puntiaguda y está adornada con una cresta de pelo. Tiene la frente pronunciada, los ojos hundidos y las mandíbulas muy fuertes. El cuello y la espalda son anchos y musculosos. Los brazos llegan hasta las rodillas y las piernas son fuertes y arqueadas. Los pies, anchos, están cubiertos de pelo. Desprende un olor característico, fuerte y nauseabundo. Tiene costumbres nocturnas y rehuye al hombre. Su aullido se parece al graznido de la gaviota.

Según parece, en ocasiones se asocia con la pantera de las nieves [Uncia uncia].

De acuerdo con los rastros de huellas que se han observado y fotografiado en varias ocasiones, el dedo gordo del pie, que se separa ligeramente hacia un lado, queda hacia el interior, lo que significa que el yeti es un primate, y no un oso como se ha propuesto en ocasiones, puesto que en éste, el dedo más grueso es el quinto. A veces el segundo dedo es también bastante grueso, y los restantes son muy pequeños.

Su comportamiento es también típico de un primate: enseña los dientes como forma de intimidación, se rasca nerviosamente, destruye cosas con violencia y manifiesta su cólera saltando rítmicamente en el sitio y arrancando manojos de hierba.

De las observaciones directas se deduce que es un animal omnívoro: se le ha visto devorar pequeños mamíferos, líquenes, frutas y bayas, e incluso chocolate y galletas robados a los alpinistas. El análisis de los excrementos que se han encontrado junto a los rastros confirma estas observaciones: contienen materia vegetal, huesos de pequeños mamíferos y aves, y restos de grandes insectos. Además, se han descubierto en esos excrementos tres nuevas especies de parásitos intestinales, lo que sugiere que su huésped es una especie desconocida.

Abominable hombre de las nieves es un nombre muy poco apropiado para el yeti: no es abominable, sino más bien tímido; habita en los espesos bosques de rododendros del Himalaya, y sólo ocasionalmente atraviesa las laderas y los valles nevados (parece ser que para alimentarse de un musgo salino que crece en las rocas de las morrenas glaciares); y probablemente no sea un hombre.

El zoólogo Bernard Heuvelmans lo ha bautizado con el nombre de Dinanthropoides nivalis.

Existen al menos dos tipos de yeti, que pueden ser especies diferentes, razas geográficas o individuos de distinta edad o sexo de una misma especie. Además, entre las centenas de testimonios sobre seres bípedos de la región, algunos, como el mi gö tibetano, corresponden a verdaderos hombres salvajes, que tienen un área de distribución mucho más amplia, puesto que se extienden por las zonas montañosas de toda Asia.

El gran yeti, llamado dzu-teh (chuti) por los sherpas, rimi por los montañeses tibetanos y migyur en Bután, mide entre 2 y 2,75 metros de altura. Tiene las cejas prominentes. Su pelaje está formado por dos capas: una interna, espesa, de pelo corto rojizo, y otra más suelta, formada por largos pelos grisáceos, pardos o negros. El ADN de una muestra de largos pelos negros recogida en Bután han sido analizada en 2001 en el Instituto de Medicina Molecular de la Universidad de Oxford, con el resultado de que no se ha podido identificar el animal del que procede. Sus huellas miden más de 30 centímetros. Tiene una fuerza descomunal: Existe un testimonio de una pastora que fue atacada y arrojada a un torrente por un gran yeti, que posteriormente rompió la nuca de un yak, le abrió el vientre y devoró el hígado (exactamente igual que los sasquatch de Norteamérica hacen con los ciervos). Vive entre los 3000 y los 4000 metros en el Tíbet y el norte de Nepal, Sikkim y Bután (aunque posiblemente sea el mismo primate gigante que, con distintos nombres, es conocido en el sur de China y por todo el sudeste asiático). Al parecer, dos lamaserías del Tíbet conservan ejemplares momificados de este animal. Probablemente está emparentado con Gigantopithecus, un enorme simio antropoide terrestre de más de 2 metros de altura (conocido sólo por sus dientes y algunos fragmentos de mandíbula descubiertos en la India, Vietnam y China), desaparecido en el pleistoceno medio, hace unos 400.000 años.

El pequeño yeti, llamado yeh-teh o mi-teh (mitre) por los sherpas, rackshi bompo por los montañeses tibetanos, jungli admi en Bután, sogpa o shukpa en Sikkim, vanamanusha en Cachemira y bamanush en Bangladesh, es rechoncho y de la talla de un hombre, o algo menor, entre 1,4 y 1,7 metros. Su pelaje es espeso, de color rojizo; algunos pelos, analizados en el Museo de Historia Natural de París, han sido identificados como pertenecientes a un primate desconocido, emparentado con el orangután [Pongo pygmaeus]. Tiene las mejillas cubiertas de pelo marrón, la nariz chata, los labios anchos y los dientes largos. Las manos son grandes. Sus huellas, de aspecto humano, miden unos 25 centímetros de largo por 12 de ancho y tienen 4 ó 5 dedos. (Es posible que los dedos segundo y tercero estén unidos y en las huellas parezcan, como se ha dicho más arriba, un sólo dedo muy grueso.) Aunque generalmente es bípedo, cuando huye corre a cuatro patas.

Según los montañeses tibetanos, existe un tercer tipo de yeti, al que llaman nyalmo o mi-chen-po. Es un gigante carnívoro, antropófago, de 4 a 5 metros de altura, que habita en cuevas inaccesibles por encima de los 4000 metros y se desplaza en grupos. De estos titanes existen pocos testimonios, pero parece ser que también se han encontrado sus huellas, de 45 a 60 centímetros de longitud.

Otra forma de yeti en sentido amplio es el teh-lma o pyar-them, un pequeño bípedo nocturno de 45 a 90 centímetros de altura, de pelambre gruesa y rojiza y breve melena, que habita en las selvas de baja altitud del Nepal, donde se alimenta principalmente de ranas que atrapa en los ríos. Puede ser una especie de gibón [Hylobates], aunque éstos no se conocen al norte del Bramaputra.

Un último detalle: en la India, la región del monte Everest, donde no vive ninguna especie conocida de primate, se llama Mahalangur Himal, las montañas de los grandes monos.


EL BIGFOOT

Informes Fidedignos acerca de "hombres bestia" en el subcontinente americano se dieron a conocer ya en 1830. Aunque para la información anterior a 1900 tenemos que confiar en viejas crónicas periodísticas, investigadores decididos han encontrado algunas descripciones sugerentes de bestias muy similares a las observadas en la actualidad. En 1851, por ejemplo, un diario local publicó la historia de dos cazadores de Greene County (Arkansas) que vieron un rebaño perseguido por un "animal que tenía las inconfundibles características del ser humano".

Era de gigantesca estatura, su cuerpo estaba cubierto de pelo y su cabeza provista de largos rizos que tapaban casi por entero cuello y hombros. El "hombre salvaje", después de mirarlos fijamente durante un momento, se volvió huyendo a gran velocidad con saltos de tres a cuatro metros. Sus huellas medían unos 33 centímetros.

El cronista añadía que se pensaba que el animal era "un superviviente del sismo que asoló la región en 1811". En casi todos estos primeros informes se consideraba a los hombres-bestia como "hombres salvajes", suponiendo que eran humanos que se habían refugiado en los bosques y en cuyo cuerpo se había desarrollado un tupido manto de pelo. Pero la moderna teoría evolucionista considera esto improbable.

Esta observación, que tuvo lugar en Arkansas, demuestra que las apariciones de piesgrandes no se limitan a los estados del Noroeste (norte de California, Oregon, Washington) y la Columbia Británica, donde se han producido la mayoría de ellas. Aunque en dichas regiones, con vastas zonas de montañas boscosas, se ha originado más información que en otras, piesgrandes o sus huellas han sido vistos en casi todos los estados norteamericanos y en las provincias canadienses. En Florida, muy lejos de lo que se considera el territorio tradicional de los piesgrandes, se han producido numerosas observaciones de "monos pestilentes" en los últimos años.

Muchos informes se limitan a describir un hombre-bestia apenas entrevisto en lugares boscosos. Pero existen otros muy detallados que muestran ciertos rasgos característicos. Al parecer, los piesgrandes son tímidos y no gustan de la presencia de los humanos, aunque también tienen una vena de curiosidad y a veces se acercan por la noche a grupos que acampan en los bosques, contemplan sus pertenencias y, ocasionalmente, balancean su caravana o su coche. Esta conducta y antiguos informes sobre la destrucción de campamentos de buscadores de minerales ponen de manifiesto el deseo de ahuyentar a los intrusos.

También han sido vistos merodeando cerca de casas de campo y aldeas, atraídos probable mente por la facilidad para conseguir comida. Pero, pese a su aspecto terrible y a la conducta provocadora de sus descubridores (cuya reacción es, con frecuencia, disparar primero y preguntar después), los piesgrandes no son agresivos con los humanos, existiendo muy pocas noticias de que hayan causado daños.

A medida que avanza el siglo XX y crece el número de personas que conocen la existencia de los piesgrandes, las noticias sobre observaciones antiguas y recientes van en aumento, y desde los años sesenta se dispone ya de un vasto archivo de informes. Aunque es obvio que esto se debía en parte a la mayor publicidad, ¿significaba también que los piesgrandes eran vistos con mayor frecuencia? Como, a causa del avance de la civilización, su hábitat debe ir reduciéndose gradualmente, es lógico suponer que su número disminuye. Quizá sea esta presión sobre su entorno lo que los fuerza a visitar lugares habitados en busca de alimentos, lo que explicaría a su vez el aumento de las observaciones.

El Bigfoot Casebook (Registro de piesgrandes) contiene unas 1.000 observaciones de los últimos 150 años, y no es una colección completa. Según las estimaciones, sólo se comunica una de cada diez observaciones, o sea que pueden haber sido unas 10 000 durante dicho período. Existen también numerosas noticias sobre grandes huellas de aspecto humano que han aparecido por lo general en el barro, la nieve o la arena, y que se supone que son de un piesgrandes. Algunas veces, los investigadores que estudian los informes han hallado también pelo o heces que podrían pertenecer a un piesgrandes, pero los análisis que se han hecho de estas sustancias no suelen ser concluyentes.

Una selección de algunas informaciones correspondientes al presente siglo nos dará una imagen clara del piesgrandes y de su conducta. En 1969 Albert M. Fletcher escribió acerca de un encuentro que tuvo 50 años antes, cuando era leñador en Washington.

En otoño de 1917, cuando tenía 17 años, trabajaba como leñador en un campamento junto al río Cowlitz, en el estado de Washington. Una noche de luna iba caminando por una senda en dirección a un baile, cuando tuve la incómoda sensación de que algo me seguía de cerca. Miré varias veces por encima del hombro, pero no vi nada. Cuando llegué a una curva del camino, me escondí detrás de un árbol y esperé para ver de qué se trataba. Casi en seguida apareció una criatura muy grande y de aspecto humano, que debía medir unos dos metros o algo más.

Caminaba sobre las patas traseras, estaba cubierta de pelo oscuro, tenía barba y un pecho amplio, y, por lo que pude ver, no llevaba ningún tipo de ropa. Sin salir de mi asombro, grité alarmado y la criatura se volvió instantáneamente y se alejó corriendo por el bosque, siempre sobre las patas traseras. Cuando se lo conté a mis compañeros, algunos se rieron, pero otros aseguraron que habían visto lo mismo. Nadie tenía una explicación, ni un nombre, pero todos estaban de acuerdo en que era algo grande, con aspecto de mono, y también en que se parecía a un hombre muy fornido.

Otro informe, de 1924, relata algo que, de ser cierto, constituye el encuentro más espectacular con un piesgrandes entre los que se hallan registrados. Albert Ostman afirma haber sido secuestrado por un piesgrandes, que lo mantuvo cautivo varios días antes de que lograra escapar. El secuestro tuvo lugar cerca de Toba Inlet, en la Columbia Británica, en cuyas montañas acampaba en busca de minerales. Una noche un piesgrandes de unos 2,40 m lo cogió en su saco de dormir y lo llevó por el campo durante lo que al incómodo y asustado Ostman le parecieron tres horas.

Aún estaba oscuro cuando llegaron a su destino, pero al amanecer Ostman pudo comprobar que había cuatro piesgrandes, un macho y una hembra adultos y un macho y una hembra infantiles. Durante su cautividad, Ostman pudo estudiar la forma de vida de la familia y pensar en el modo de huir. Pero todos sus intentos fueron frustrados por "el viejo", como lo llamaba él. Ostman tenía su rifle, pero se resistía a hacer daño a las criaturas, pues lo trataban bien. Finalmente pudo escapar dando al "viejo" una gran cantidad de rapé, que lo dejó incapacitado. Mientras el piesgrandes corría a buscar agua, Ostman cogió sus cosas y salió huyendo a toda velocidad.

Los encuentros en los que el testigo puede observar largamente y de cerca a la criatura son los más interesantes. Un observador tranquilo puede aportar mucho a nuestro conocimiento sobre la materia. Uno de los mejores informes de este tipo fue elaborado por William Roe, que vio a un piesgrandes en la montaña Mica, en la Columbia Británica, en octubre de 1955.

Roe estaba oculto en un matorral, de modo que el piesgrandes -una hembra de 1,80 m de altura, 1 m de ancho y unos 135 kg. de peso- se acercó sin percatarse de que era observado. Cuando estaba a unos seis metros de distancia, se puso en cuclillas junto al matorral en que se escondía roe, quien más tarde escribió una cuidadosa descripción de la cabeza, la cara y el pelo del piesgrandes, y de la forma en que andaba. Por un momento se preguntó si no se habría metido sin darse cuenta en un set y estaba contemplando a un actor maquillado, pero pronto descartó esta idea. Su informe continúa así: Finalmente, esa cosa debió percibir mi olor, porque me miró directamente a través de un claro en el matorral. Una expresión de asombro pasó por su cara. Me pareció tan cómica que sonreí. Siempre en cuclillas, retrocedió tres o cuatro pasos, después se irguió por completo y marchó velozmente por donde había venido. Me miró un instante por encima del hombro, pero no con temor, sino como si no quisiera entrar en contacto con algo extraño.

Roe consideró la posibilidad de disparar a lo que hubiese resultado un ejemplar único y hasta levantó su rifle. Pero no pudo hacerlo. "Aunque en un principio lo había considerado un animal, en aquel momento sentí que se trataba de un ser humano, y supe que si disparaba nunca me lo perdonaría."

¿Humano o animal? Los testigos no están seguros, y los investigadores tampoco. "Si tuviéramos un cadáver para examinarlo", claman. Pero los que consideran que lo importante es matar un piesgrandes para probar su existencia de una vez para siempre, se encuentran con la oposición de quienes piensan que hay que dejar en paz a la criatura. ¿Qué derecho tiene el hombre a cometer un asesinato para satisfacer su curiosidad?

Algunos informes sugieren que alguien con la suficiente paciencia y calma podría incluso hacerse amigo de un piesgrandes. En el otoño de 1966, una pareja que vivía cerca de Lower Bank, en Nueva Jersey, encontró huellas de 43 cm de longitud cerca de su casa, y más tarde vieron una cara que asomaba por una ventana situada a más de dos metros de altura. Durante algún tiempo fueron dejando con regularidad restos de verduras, que el piesgrandes consumía, pero una noche en que se olvidaron el visitante demostró su irritación arrojando un cubo de basura contra la pared. Un tiro al aire no lo asustó, y el hombre disparó al cuerpo del piesgrandes, que huyó para no volver más.

Nueve metros de vacilante película en color de 16 mm conmovieron al mundillo de los buscadores de piesgrandes en 1967. Los interrogantes que planteaba la cinta aún no han sido desvelados a satisfacción de todos. Detrás de la cámara se hallaba Roger Patterson, que en octubre de ese año cabalgaba con Bob Gimlin por los remotos bosques de la región de Bluff Creek, en el norte de California, en busca de rastros de piesgrandes. Sus caballos retrocedieron atemorizados cuando se hallaron de improviso frente a un piesgrandes hembra, en cuclillas junto a un arroyo. Patterson desmontó de un salto, tomó su cámara y echó a correr tras la figura que se alejaba. Antes de perderse de vista entre los árboles, el piesgrandes se volvió para mirar a los hombres. El famoso fragmento de película ha sido analizado numerosas veces desde 1967, pero aunque nadie haya podido probar que sea una falsificación, los hombres de ciencia se muestran escépticos sobre el particular.


BIGFOOT EN NUEVA JERSEY

En mayo de 1977, varios conejos domésticos de una familia de Nueva Jersey fueron aplastados hasta matarlos por alguien que clavó unas garras en las tablas y derribó la puerta del granero para atrapar a los animales durante la noche. El culpable se mostró de nuevo a la noche siguiente, apareciendo ahora en el patio brillantemente iluminado. Grande y peludo, parecía un ser humano con barba y bigote, pero con unos enormes y relucientes ojos rojos. golpeo al perro que saltó sobre él y lo lanzó a seis metros de distancia.

En la tercera noche, el señor Sites y otros tres se hallaban sentados a la espera, provistos de escopetas de caza cargadas. cuando la criatura apareció, dispararon contra ella varias veces. El ser empezó a aullar y salió corriendo hacia los bosques. Estaban seguros de haber alcanzado su blanco, pero no pudieron a continuación encontrar el menor rastro de sangre.

Los investigadores de la Sociedad para la Investigación de lo Inexplicable registraron la zona, pero nunca llegaron a ver a la criatura, aunque escucharon lo que afirmaron que eran unos gritos. tras proseguir los exámenes, la criatura fue divisada varias veces más, una de ellas por los hijos de los Sites, que la vieron arrastrándose por la hierba. Tenía el brazo extendido como si lo tuviese herido y pidiese ayuda.


EL HOMBRE LAGARTO

Ha habido numerosos avistamientos de Bigfoot en los Estados Unidos y en todo el mundo. Las criaturas humaniformes se dice, por lo general, que son grandes y peludas, con relucientes ojos rojizos. Sin embargo, durante el verano de 1988 los residentes de Bishopville, Carolina del Sur, hicieron unas declaraciones de una rara raza de Bigfoot: Un hombre lagarto de 2,10m de altura con una escamosa piel verde. según los testigos, a diferencia de otras criaturas Bigfoot, el Hombre Lagarto tenía sólo tres dedos en cada pie, así como largos brazos parecidos a un simio, que acababa en tres dedos provistos de unas garras de 10 cm. Sólo el segundo Bigfoot tenía tres dedos en cada mano, y el primero en tener también tres dedos en cada pié, el Hombre Lagarto, es el más insólito Bigfoot de que se haya informado nunca.

Chris Davis, de diecisiete años, fue el primero en encontrar al Hombre Lagarto hacia las dos de la tarde del 29 de junio. De camino a su casa, el adolescente se detuvo cerca de las aguas salobres de la Marisma Scape Ore, en las afueras de Bishopville, para cambiar un neumático pinchado. cuando estaba metiendo de nuevo el gato en el maletero del coche, entrevió algo que corría por el campo hacia él. Tras meterse de un salto en su "Toyota Celica" de 1976, se vio enseguida enzarzado en una especie de lucha cuerpo a cuerpo con la criatura reptiliana, al intentar cerrar la puerta. Luego, el Hombre Lagarto saltó al techo del vehículo, donde dejó unos arañazos en la pintura, como prueba del ataque.

Histérico, Davis regresó a su casa y contó únicamente su experiencia a sus padres y a algunos amigos íntimos. Sin embargo, los agentes de la Policía local le interrogaron, después de que los vecinos afirmaran que el muchacho debía saber algo acerca de las extrañas marcas de mordiscos y arañazos que se encontraban también en otro coche.

Davis no se quedó solo en su relato. Muy pronto, otros informes inundaron la oficina del sheriff. los adolescentes Rodney Nolfe y Shane Dyokes, por ejemplo, se hallaban conduciendo cerca de los pantanos con sus novias, cuando el Hombre Lagarto cruzó a la carrera por delante de su coche. El obrero de la construcción George Holloman también alegó que el Hombre Lagarto había saltado encima de él, cuando estaba sacando agua de un pozo artesano.

Al investigar la zona en torno del pantano, el policía montado del Estado, Mike Hodge y el ayudante del sheriff de Lee Country Wayne Atkinson, encontraron tres destrozados bidones de fibra de 150 litros. Algunos árboles estaban desgajados 2,5m por encima del suelo. Y además, según Hodge, había "pisadas humanoides", unas impresiones de 35 por 17,5 cm en la dura arcilla roja. Tras conseguir las huellas durante unos 400m, los agentes volvieron hacia atrás y encontraron nuevas huellas impresas en las rodadas de los neumáticos de su coche. Según los biólogos del servicio de vida salvaje del Estado, las pisadas no concordaban con ninguna especie animal conocida.


EL HOMBRE-BESTIA DEL ESTADO DE WASHINGTON

El ayudante del sheriff del Condado de Grays Harbor, Washington, Verlin Herrington volvía en coche a casa una noche cuando se encontró lo que, al principio, creyó que se trataba de un oso. Mientras seguía por la Deekay Road, aproximadamente a las 2.35 de la madrugada del día 26 de julio de 1969, pisó a fondo el freno y paró el coche. Apuntando con los focos a la bestia, se percató entonces de que no se trataba de un oso. Y aunque andaba erguido, tampoco era un ser humano. Estaba cubierto por un pelo grueso de un color negro-marrón, excepto en su rostro humaniforme, que tenía un aspecto de cuero oscuro. En lugar de garras, tenía pies con unos dedos, al igual que los de las manos, bien distintos. y parecía tener una talla de unos 2,20 m y debía de pesar por lo menos 160 kg.

Presa del miedo, Herrington sacó su pistola pero, antes de que pudiese disparar, la criatura se adentró con rapidez en los bosques y desapareció de la vista. Al día siguiente, el ayudante del sheriff regresó al lugar, donde encontró y fotografió una pisada que medía 20 cm de longitud.


EL HOMBRE "BARDIN BOOGER"

En lo más profundo de los pinares de Bardin en Florida, una enorme bestia peluda, humaniforme, con una chata nariz, permanecía oculta, aguardando a saltar y golpear los coches que pasaban. Los residentes de la zona le pusieron el nombre de "Bardin Booger", y se convirtió en cierto modo en una celebridad de la región. Bud Key, propietario de la "Bud´s Grocery", en el corazón de Bardin, vendía camisetas estampadas con imágenes del monstruo. Y un intérprete local de música country incluso compuso una canción que hablaba del "Booger Man".

Se encontraron enormes huellas de pisadas en la zona donde "Booger" había sido localizado. Entre los testigos presenciales se encontraba Doug Crew, un residente desde hacía mucho tiempo en Bardin, que se encontraba sentado en su camioneta una noche con dos mujeres jóvenes, cuando el vehículo comenzó a vibrar con violencia.

-La mejor forma que tengo de describirlo - explicó más tarde Crew- es que se parecía a cuando un perro se sacude el agua del lomo.

Aunque el fenómeno indujo a algunos bromistas a falsificar las huellas de las pisadas de "Booger" y a instalar sistemas sonoros en sus vehículos para producir ruidos extraños, cierto número de personas alegan haber visto a "Booger".

Como dice Kay:

-Por lo que a mí respecta, aún sigue por ahí...


EL MONSTRUO DEL LAGO NESS

Familiarmente llamado Nessie, es el nombre de una criatura legendaria que se dice habita en el lago Ness, un profundo lago de agua dulce (conocido en Escocia como Loch Ness) cerca de la ciudad de Inverness. Junto con Big Foot y el Yeti, Nessie es quizá el "misterio" más difundido de la criptozoología.

La mayoría de los científicos y otros expertos afirman que las pruebas que apoyan la existencia de Nessie no son convincentes, y consideran dichos informes fraudes o identificaciones erróneas de criaturas reales. Si es que existe, es posible fuera un antiguo reptil marino, aunque puede ser que ya se haya extinguido.

Los rumores de un presunto gran animal o monstruo que mora en el lago han circulado durante siglos desde hace 1.500 años, aunque la precisión, credibilidad y veracidad de tales historias siempre se ha cuestionado. Muchos habitantes locales argumentan a favor de su existencia, sin embargo algunos escépticos sugieren que estos rumores de Nessie existen en su gran mayoría para favorecer a la industria del turismo y al folclore local.

La historia de los supuestos avistamientos y la creación del mito del Monstruo del lago Ness, sería la siguiente:

La más antigua referencia conocida sobre una misteriosa criatura presente en el río y lago Ness, sería el relato de la Vida de San Columba, donde se describe cómo en el año 565 San Columba habría salvado a alguien que supuestamente estaba siendo atacado por un monstruo en el río Ness. Sin embargo, muchos críticos han cuestionado la credibilidad de esta historia, pues existe otra historia con características fantásticas, donde se dice que Columba habría matado a un hombre salvaje tan sólo con el poder de su propia voz. Igualmente algunas personas han asociado como primeras referencias, a antiguas leyendas locales sobre unos míticos caballos acuáticos llamados kelpies; que se dicen habitarían en las profundidades de este lago. En ambas referencias se destaca que a estas criaturas no se les atribuyen las mismas características anatómicas que actualmente se les atribuye al Monstruo del lago Ness.

La primera descripción moderna sucedió en 1868. Un artículo publicado ese año en el Inverness Courier, es el primero en referirse sobre rumores acerca de la existencia de un "pez enorme u otra criatura" en la profundidad de las aguas. Luego de pasar muchos años; en 1930, el periódico El Northern Chronicle, publicó una noticia titulada "Una extraña experiencia en el lago Ness" en la que se detalla la historia de dos pescadores que se refieren a un animal que produjo un gran remolino cerca de Tore Point.

En 1932, K. MacDonald afirmó que había visto a una criatura similar a un cocodrilo remontando el río Ness.

El artículo definitivo sobre la teoría del monstruo del lago Ness, fue el avistamiento que habría tenido lugar el 2 de mayo de 1933. El periódico Inverness Courier publicó la noticia de una pareja local que dijo haber visto "un enorme animal rodando y hundiéndose en la superficie". El informe del "monstruo" (título elegido por el editor del Courier) se convirtió en una sensación entre los medios. Las editoriales de Londres comenzaron a enviar reporteros a Escocia, e incluso un circo ofrecía una recompensa de 20.000 libras esterlinas por la captura del monstruo.

Más tarde ese mismo año, A.H. Palmer, quien atestiguó un avistamiento de Nessie el 11 de agosto de 1933, a las 07:00 AM, describió a la criatura como teniendo su cabeza —a la que consideró como estando de frente— al ras del agua. Su boca, que tenía una anchura de entre doce y dieciocho pulgadas (30 a 45 centímetros), se abría y cerraba; la abertura máxima de su boca era estimada en cerca de seis pulgadas (15 centímetros). Hasta este momento los periódicos hablaban simplemente de un pez misterioso o extraña criatura, y no se referían a la criatura como un ser prehistórico. Siendo descrito por primera vez como un monstruo prehistórico, por una pareja de turistas (los Spicer), poco después del estreno de la mundialmente famosa película King Kong, que en esos años sumergió al público en una auténtica "monstruomanía" a través de todo el mundo.

La preocupación moderna por la criatura, ya conocida como un monstruo prehistórico del Lago Ness, fue despertada por la fotografía presuntamente tomada por el cirujano R.K. Wilson el 19 de abril de 1934, que parecía mostrar a una enorme criatura de cuello largo que se deslizaba a través del agua. Décadas más tarde, el 12 de marzo de 1994, Marmaduke Wetherell afirmó haber falsificado la fotografía tras ser empleado por el periódico Daily Mail para encontrar a Nessie; indicando también que Wilson no habría tomado la foto, y que su nombre fue utilizado solamente para darle más credibilidad a la misma. Sin embargo y a pesar de la confesión, esta foto ya había sido difundida por todo el mundo como una "evidencia absoluta"; lo cual colocó definitivamente en la cultura popular, la leyenda del Monstruo del lago Ness de Escocia.


EL MONSTRUO DE LOS ARBUSTOS DEL LAGO NESS

Los criptozoólogos, que se dedican a buscar pruebas de la existencia de criaturas consideradas mitológicas, han dado por sentado que el monstruo del lago Ness, cariñosamente conocido como Nessi, es un animal estrictamente marino. Pero por lo menos en dos ocasiones, Nessi aparentemente dejó los confines del lago escocés para andar sobre tierra firme.

En el verano de 1933, George Spicer y su mujer, de Iverness, Escocia, disfrutaban de un tranquilo paseo en coche hacia el pequeño pueblo de Foyers. De pronto, notaron movimientos en los arbustos que bordean la carretera cerca del lago Ness.

Diminuyeron la marcha hasta detener por completo el coche y vieron a un inmenso animal de largo pescuezo salir de su refugio al borde de la carretera. Medía por lo menos dos metros de longitud y 1,25 de altura. Spicer lo describió como "un terrible elefante de un gris oscuro, de una textura repugnante que recuerda a la de un caracol". La bestia cruzó la carretera moviéndose pesadamente y desapareció entre los arbustos del otro lado, rumbo al lago, en su opinión.

Menos de seis meses después, el estudiante de medicina Arthur Grant iba en su motocicleta por la carretera cerca de Lochend iluminado por la luna, cuando también avistó una inmensa forma oscura en los arbustos al borde del camino. Grant estimó el tamaño entre 6 y 7m de longitud. La criatura tenía cola y un pescuezo alargado, con aspecto de anguila y los ojos redondeados. Sus cuatro patas aletiformes no parecían en modo alguno hachas para andar. Era un animal voluminoso y torpe, por lo que a Grant se le ocurrió que podría atraparlo. Pero resulto más veloz de lo que había pensado.

De todos modos, Grant logró echar un buen vistazo al monstruo andante del lago y, al regresar a su casa, lo dibujó detalladamente. Según él se parecía a un plesiosaurio prehistórico o a una foca gigante.


EL MONSTRUO DE LOCH MORAR

Loch Ness no es el único lago escocés que se jacta de que alberga a un misterioso monstruo marino. En realidad, los avistamientos de Loch Morar se retrotraen a 1887, aunque no fue hasta 1969 cuando el monstruo de Loch Morar fue bautizado como Morag.

Duncan MacDonnell y William Simpson se encontraban en su crucero en el lago, la tarde del 19 de agosto de 1969. Tras un día de pesca, volvían a su casa cuando escucharon un chapoteo. Al levantar la vista vieron al monstruo Morag que se dirigía en línea recta hacia ellos. Al rozar el costado de la nave, pareció disminuir la marcha hasta casi detenerse, como si el haberse acercado al navío no fuese intencionado.

Informaron que Morag era muy grande, de ocho a diez metros de longitud, con una cabeza parecida a una serpiente y de unos 30 cm de anchura. tenía una piel de textura áspera y de color marrón y en su lomo se alzaban tres gibas de unos 20 cm por encima de la línea del agua.

Durante varios minutos los dos hombres trataron de impedir que la criatura hiciese zozobrar la embarcación. Uno de los hombres cogió una escopeta y disparó contra la bestia que, entonces, lentamente se hundió y dejó que los hombres se fuesen.


EL OGOPOGO

Ogopogo es el nombre con el que se conoce a un monstruo de lago que supuestamente vive en el lago Okanagan, en la Columbia Británica (Canadá), donde se ha visto el típico fenómeno de las "jorobas" que se desplazan sobre la superficie del agua, e interpretadas como los emergentes del cuerpo de un gran animal por las teorías que afirman la existencia de estas criaturas críptidas.

Los partidarios de la existencia de la criatura indican que su existencia es antigua, pero aunque existen leyendas aborígenes locales sobre una "serpiente" o "demonio" en el lago, los primeros supuestos avistamientos documentados del ogopogo por colonos europeos se dice que habría sido en 1860. El primer avistamiento "claro" por parte de un grupo grande de gente (los pasajeros de 30 automóviles, todos afirmaron haber visto lo mismo) ocurrió en 1926 en una playa de la Misión Okanagan.

La primera filmación del ogopógo es el Filme Folden, rodado en 1968 por Art Folden. Muestra un objeto oscuro propulsándose a través del agua poco profunda, cerca de la costa. La película fue filmada desde una colina sobre la costa. Luego de su mejora, mostró que realmente se trataba del desplazamiento de un objeto tridimensional.

Otra filmación que se asocia al fenómeno fue realizada en 1989 por Ken Chaplin, junto a su padre Clem. Describieron al ogopogo como una criatura serpentina nadando en el lago. En el video, se ve un animal girando e incluso golpeando el agua con su cola y creando salpicaduras, por lo que muchos observadores creen que se trataba simplemente de un castor. Chaplin afirmó que el animal medía 15 pies (4,57 metros) de largo, aunque en el filme parece del tamaño de un castor (90 centímetros). El supuesto testigo afirma que regresó al lago unas semanas después con su padre y su hija Corry y volvió a filmar un animal similar.

Por ello, los criticos indican que aunque existe filmaciones que los partidarios indican como presuntas pruebas, todas estas observaciones y filmaciones pueden ser explicadas de la misma forma que se ha hecho con el Monstruo del lago Ness.


EL MONSTRUO DE GLOUCESTER

Uno de los avistamientos mejor documentados de un monstruo marino ocurrió en Gloucester Harbor, Massachusetts, en agosto de 1817. tantas personas llegaron a ser testigos de la gigantesca criatura marina, que se formó un comité especial por parte de la Sociedad Lineana de Nueva Inglaterra, a fin de preparar declaraciones juradas.

Un carpintero naval, Matthew Gaffney, por ejemplo, informó que se encontraba a bordo de un barco en la bahía, a eso de las cuatro y media del 14 de agosto, cuando la serpiente marina se alzó del agua a menos de nueve metros del navío. Su cabeza, afirmó, presentaba el tamaño de un barril de 15 litros, su cuerpo tenía la anchura de un barril, y juzgó que su longitud era de unos doce metros. La criatura parecía aproximarse al barco como si fuese a atacarlo, pero, de repente, se zambulló debajo de agua. poco después reapareció a unos 30 metros de distancia, avanzando a un índice aproximado de 1.5 km. cada dos o tres minutos.


EL PULPO GIGANTE DE TENERIFE

El tiempo era magnífico y , a pesar de que había un silencioso oleaje, el océano se hallaba en calma a muchos kilómetros alrededor. Por la tanto, cuando los tripulantes del buque francés Alecton vieron por primera vez a la monstruosa criatura del mar el 30 de noviembre de 1861, estaban seguros de que no se trataba ni de una ola ni de una roca.

Como relataron después, lo que habían visto era un pulpo gigante cuya existencia se había discutido durante mucho tiempo. Avistado desde el Alecton en el trayecto de Cádiz, España, a Tenerife, el pulpo gigante medía aproximadamente unos 6m de longitud, tenía 8 patas y una enorme cola. El comandante del Alecton, el teniente Bouyer, lo describió como "espantoso, de un color rojo ladrillo, viscoso e informe, de aspecto repulsivo y terrible".

Con todo, el comandante salió a la captura de la bestia, pero con los movimientos de buque les era imposible a los tripulantes disparar contra él. cuando lograron al final arponearlo e incluso enlazarle la cola, se dieron cuenta de que la criatura era más fuerte de lo que imaginaban.

Agitando sus tentáculos y levantando la cabeza, que tenía un curioso pico como el de un loro, el gigantesco pulpo se liberó de las cuerdas, dejando detrás de sí un trozo de 20 kg. de su cola.


MONSTRUOS MARINOS EN LA UNIÓN SOVIÉTICA

En 1964, en una expedición de cinco meses para buscar depósitos minerales en Siberia oriental, un equipo de científicos de la Universidad de Moscú montó un campamento cerca de las orillas del lago Jair. Cuando uno de lo miembros del grupo, el biólogo N. Gladkij, sacaba agua del lago, literalmente topó con la criatura que, desde hacía mucho tiempo, se creía moraba allí.

Naturalmente, los científicos siempre habían considerado un mito eso de que el lago Jair fuese la residencia del monstruo. Pero allí había un reputado biólogo, enfrentado con un animal cuyas características jamás había visto. Su pequeña cabeza destacaba por encima de un largo y reluciente cuello conectado con un cuerpo negro como el azabache y con una aleta vertical situada a lo largo de la espina dorsal. Alarmado, Gladkij volvió al campamento y regresó con los otros científicos, sus cámaras y sus armas. Sin embargo, cuando lo hicieron la criatura había regresado a las profundidades.

Pero unos cuantos días después, la bestia reapareció, esta vez a plena vista de todo el grupo, de la Universidad de Moscú. según el subdirector del equipo, G. Rokusev, "la criatura golpeaba el agua con su larga cola, levantando olas en el lago". Ya no pudieron sostener nunca más que el asunto del monstruo del lago Jair fuese un mito.


MONSTRUOS MARINOS CHINOS

Mientras hacía una pausa en las orillas del lago Wenbu, en un lugar remoto del Tibet, un funcionario del partido comunista chino observó horrorizado como una criatura parecida a un dinosaurio salía del agua, atacando y luego devorando el preciado Yak del hombre. Aunque la visión por parte de un reputado observador salió en las noticias del país por la noche, no fue la primera vez en ser vista una bestia no identificada. En la región montañosa de Manchuria llamada Changbai, el autor chino Lei Jia fue por dos veces testigo, en 1980, de un monstruo negro de dos metros de longitud en un lago. La bestia reptiforme, afirmó, tenía el cuello largo y una cabeza de forma ovalada. Tres funcionarios del servicio meteorológico, tras haber contemplado también la serpiente, confirmaron el informe de Jia. No obstante, cuando dispararon contra ella, el monstruo del lago desapareció.

Además, en un lago situado en un lugar al noroeste de la provincia de Jilin, los turistas, así como el personal de la cercana estación meteorológica, vieron una serpiente con una cabeza parecida a la de un pato que discurría por el agua, originando unas olas de su estela como si se tratase de una motora.


KRAKEN

Como punto de comparación, la especie de pulpo con los tentáculos mas grandes reconocidos oficialmente hasta hoy, miden aprox. 7 mts. El Kraken es tal vez quien inspiró al escritor y visionario francés Julio Verne, para escribir el ataque del calamar gigante que aparece en su novela "20,000 Leguas de viaje Submarino".

Como punto de comparación, la especie de pulpo con los tentáculos mas grandes reconocidos oficialmente hasta hoy, miden aprox. 7 mts. El Kraken es tal vez quien inspiró al escritor y visionario francés Julio Verne, para escribir el ataque del calamar gigante que aparece en su novela "20,000 Leguas de viaje Submarino".

Aunque la leyenda cuenta que EL KRAKEN NO ERA UN CALAMAR GIGANTE...

Las redes estaban a punto de reventar. Algo hacía hervir el agua rebosante de peces. Los hombres trabajaban denodadamente, sabedores de que el monstruo oculto que aterrorizaba a la pesca podía emerger en cualquier momento del mar y dar cuenta en un instante de la embarcación.

O tal vez preferiría devorar uno a uno a los pescadores sobre cubierta.

Todos sabían que se trataba de «kraken», el mayor de los gigantes marinos.

Un sinfín de relatos semejantes abundan en la literatura noruega, pues la leyenda asegura que los pescadores, a lo largo de los tiempos, enmudecen de pavor cuando aparece el leviatán.

El dorso de un «kraken» adulto tenía una longitud de dos kilómetros y medio. Debido a la joroba de su espina dorsal y de los tentáculos que flotaban como flecos de algas, se le confundía con una isla de regular tamaño.

Era un templo viviente, y así lo dijeron varios antiguos escritores nórdicos cuando se refieren al «kraken».

En 1755, el obispo Pontoppidan de Bergen (Noruega) escribía que las islas flotantes que en los mares del norte aparecían y desaparecían súbitamente eran sin duda «krakens».

El obispo de Midaros levantó un altar sobre la roca de una playa y celebró la Santa Misa. No sabía que se hallaba sobre el lomo de un «kraken». El monstruo esperó respetuosamente a que el obispo terminase y luego, tranquilamente, se deslizó hasta el agua y desapareció. Pero el escepticismo moderno no se aviene a la existencia de los «krakens» y afirma que son calamares gigantes que confunden a visionarios. Pero ¿quién conoce del todo la profundidad de los mares? Tal vez, como escribió Tennyson:

“Bajo las agitadas aguas superficiales; lejos, muy lejos en el mar abisal, su antiguo y no turbado sueño duerme el «kraken».


SIRENAS

Entrando en el siglo XVI, periodo de mayor trafico marítimo entre Europa y América, las bitácoras de abordo dan cuenta de la aparición repentina de bellas mujeres que seducían con su voz a toda la tripulación y tenían la extraña característica de ser mitad pez y mitad humano.

Al canto de las sirenas se atribuía tan poderoso hechizo que nadie podía sustraerse a su atracción y era la perdición de los navegantes que destrozaban sus barcos contra las escolleras por seguir su voz. Su imagen vive hoy en cuentos infantiles, películas de la factoría Disney, lienzos de pintores y objetos decorativos que van desde un pisapapeles hasta un alfiler de corbata. Su nombre se ha insertado en el lenguaje corriente para acuñar frases de sentido hecho, como "cuerpo de sirena", para referirse a la mujer de armoniosa figura, o "escuchar cantos de sirena" para aludir a quien oye algo bello aunque de tramposo fundamento.

Pero, ¿han existido realmente estos bellos seres acuáticos? Cristóbal Colón creyó ver alguno a lo largo de sus cuatro viajes transatlánticos. Crónicas más antiguas hablan de una sirena que recibió el bautismo y llegó a figurar como santa en algunos almanaques con el nombre de Murgen, capturada en el siglo VI al norte de Gales.
Se cuenta de otra en 1403 que vivió en Harlem hasta su muerte y aprendió a hilar, aunque nadie logró entender su habla. Otros, por el contrario, niegan la existencia real de tales criaturas, como el renacentista Andrea Alciato, que habla de ellas en escéptico tono de burla: "Sin piernas, doncellas. Sin hocico, peces".
Hasta en los mapas del Renacimiento podía leerse la frase “Hic sunt sirenae”(Aquí están las sirenas) escrita en medio de las áreas destinadas a los océanos.

El hombre que surcó el Atlántico, Cristóbal Colón, también asegura que él y sus hombres las vieron, aunque no tan bellas como cuentan las historias. Muchas crónicas de reyes refieren la existencia de sirenas capturadas, y aún cercanos nuestros días navegantes y exploradores relatan encuentros con mujeres marinas, como una que apareció en la Antártida en 1823 u otra en las Bahamas en 1869.

La primera tenía los cabellos verdes, la segunda, azules. Sin ir más lejos, en Liérganes, municipio español, existió un hombre-pez, y circulan rumores de otro ser de estas características en el río Ebro.

Un escrito de 1432, aparecido en Venecia cuenta el siguiente relato:

“El ser capturado esta noche por un grupo de marinos concuerda con las conocidas sirenas, es una mujer de cabellos y ojos negros, sus piernas están cubiertas por duras escamas y terminan en una sola extremidad con forma de cola de pez. No había forma de comunicarse con ella, su rostro mostraba el dolor y la necesidad de volver al agua, intentamos sacar algunas de estas escamas pero sus gritos y los movimientos desesperantes voltearon a los 3 marinos que la sostenían. Esto me conmovió enormemente y decidí regresarla nuevamente al agua."

Este hecho sucedió el 28 de enero de 1432 a bordo del barco veneciano "Nuestro Señor de las tempestades", que navegaba por las costas del sur de África; su capitán (se desconoce su nombre ya que estos barcos formaban parte de una compañía mercantil, en donde los capitanes rotaban de barcos en cada viaje) asentó este relato y dio fe de ser real.


LA BESTIA DE GÉVAUDAN

Entre 1764 y 1767, más de 120 personas, mujeres y niños, casi en exclusiva, fueron horriblemente asesinados – a dentelladas – por una bestia misteriosa. Todo esto ocurrió en la región montañosa del Gévaudan, en el centro de Francia, y nadie logró resolver el enigma a pesar de las insistentes batidas y de las inmensas recompensas que ofrecía el Rey. La bête (bestia) del Gévaudan pasó a formar parte de la mitología del país, de la misma manera que el monstruo de Lago Ness para los escoceses.

Lo cierto es que la bestia de Gévaudan aterrorizó a la población de Aveyron en el siglo XVIII y quebrantó la autoridad de Luis XV, convirtiéndose rápidamente en un asunto de Estado.

Cazadores de toda Francia atraídos por la generosa recompensa que se ofrecía por su piel, trataron de cazar a lo que se intuía podía ser un enorme lobo de un poder devastador inimaginable. Le calcularon 100Kg de peso y el pueblo pensaba que era el mismo demonio.

El primer ataque de la bestia se produjo el 30 de Junio de 1764 y su primera víctima una niña de 14 años, Jeanne Boulet, ese mismo verano se cobró más vidas y asesino 2 niñas más, 2 niños y una mujer de 32 años. En invierno el número de víctimas se incrementaba alarmantemente incluso asesinando dos veces por semana.

Solía arrancar de un solo bocado la cabeza de las víctimas, lo que puede darnos una idea del tamaño y la fuerza de su mandíbula. En tan solo un año se había cobrado 54 víctimas. El monarca alarmado por tan abrumantes cifras decide enviar a sus tropas de choque, los "dragones", que formaban la élite del ejército real. Envió 4 tropas de caballería con el fin de realizar una batida que acabara de una vez con la bestia.

El jefe de una de las tropas quedo sorprendido al ver a la bestia, según su descripción era casi tan grande como su caballo pero infinitamente más rápida y ágil, tras tratar de abatirla a disparos sintió que las balas no eran capaces de traspasar su piel.

Otras descripciones le señalaban como un enorme lobo de aspecto muy extraño, con el lomo rayado y una línea negra que le recorría desde el cuello hasta la cola, el color de su cuerpo era rojizo, con el morro afilado, una cola muy larga y fuerte y extraordinariamente móvil y con unas fauces desmesuradas.

Los esfuerzos de los "dragones" eran en vano, no solo se debían enfrentar al difícil duelo de encontrar a la bestia además tenían otros duros competidores, los caza recompensas, que atraídos por el precio que se puso por dar fin a la vida de la bestia les tendían emboscadas y les confundían con pistas falsas.

La bestia arrancaba la cabeza de sus víctimas de un solo bocado.

Por mas lobos que abatían las víctimas no cesaban, murieron decenas de estos animales. Sin duda el comportamiento de la bestia no se asemejaba al de un lobo común pues expertos cazadores de toda Europa trataban de eliminarla con las técnicas que se empleaban para la caza de estos.

La gente empezaba a sentirse muy asustada, ni la participación del Rey había conseguido aplacar a la bestia. Los clérigos aprovechaban para hacer su campaña diciendo que la bestia solo atacaba a las jóvenes más lascivas, los nobles acusaban a los gitanos pues decían que alguna de las bestias de su circo debía haber escapado. También se apunto a un terrateniente que había recorrido África con una compañía comercial, criaba mastines asilvestrados, lobos, leones y tigres. El pueblo llegó a pensar que había cruzado a estos animales hasta dar con la bestia.

Finalmente la bestia fue muerta por un cazador llamado Jean Chastel y la leyenda cuenta que fue abatida con una bala de plata hecha tras fundir una medalla de la virgen. El monstruo fue llevado ante el Rey - sobrando decir que Jean Chastel fue recibido como todo un héroe - más tarde fue embalsamado y años después sus restos desaparecieron en un incendio. Era algo parecido a un lobo gigantesco de fauces enormes.

Los análisis de la criptozoología moderna especulan que la Bestia de Gévaudan podría ser alguna subespecie de lobo de los Alpes, ya que en registros recientes de criptozoología, los climas fríos son los que albergan a este tipo de criaturas desconocidas de igual manera que el Yeti en el Himalaya, pero las especulaciones aún continúan.


LOS RODS

Los rods supuestamente son seres interdimensionales descritos por algunos expertos de la criptozoología y la ufología, como fenómenos o criaturas pseudocríptidas; que son detectadas en la forma de ciertas distorsiones apreciables en los paisajes, especialmente en grabaciones de video o fotografía, aunque no puedan ser percibidas a simple vista. Principalmente solo son visibles por las cámaras y revisando cuadro por cuadro debido a que el ojo humano no es muy eficaz comparado con el de nuestros antepasados, porque en el mundo moderno el ojo debe forsarse para leer y ver pantallas, por lo que no enfoca como debería ni percibe cosas que serían claras de ver hace 1000 años. Esto ha sido probado por imagenes talladas en piedra en pequeño y gran tamaño de figuras asemejantes a un rod.

Los rods (del inglés para "vara" o "barra"), las que también han sido llamados "varas voladoras", deben su nombre a la forma que presentan extrañas imágenes grabadas en vídeo o fotografía; las cuales científicamente son consideradas evidencia no aprobada de seres multidimensionales.

Los creyentes en la existencia de estas imágenes como prueba de un supuesto fenómeno o ser desconocido, afirman que los rods medirían generalmente entre cinco pulgadas (12,7 cm) y seis metros de longitud, y que poseerían una membrana fina a lo largo de su eje que es usada para propulsarse en el aire, de modo similar a como las sepias utilizan sus aletas para desplazarse en el agua; de las cuales se dice que vuelan tan rápido que no pueden ser captadas a simple vista.


EL CHUPACABRAS

En 1974 comenzaron a circular informaciones de animales muertos en extrañas circunstancias en varias ciudades de Estados Unidos, aunque podrían ser otras las causas de aquellas misteriosas muertes.

Los chupacabras aparecieron de forma clara por primera vez en escena, en el verano de 1975, varios animales de Puerto Rico fueron encontrados muertos. Los cuerpos tenían extrañas marcas en el cuello. Entonces se decía que la causa de estos ataques era un monstruo al que llamaban "El vampiro de Moca".

Los ataques se intensificaron en los años 90 su apetito parecía crecer. En algunos casos, los granjeros divulgaron que centenares de sus animales fueron sacrificados de forma inexplicable.

Los animales no mostraban signos de haber sido devorados por un depredador, sino que fueron horriblemente mutilados, sin rastro de sangre, de ahí el nombre "chupacabras".

En 1991, un perro apareció muerto, un informe policial decía:"Era como si hubiese sido aspirado desde la yugular". "Los orificios de los ojos estaban vacíos y no quedaba rastro de ningún órgano interno".

Estos extraños ataques parecían acontecer siempre en Puerto Rico, pero a finales de los años 90 y en el 2000, empezaron a llegar noticias de casos en otras islas del Caribe, en México, América Central, Chile e incluso en los Estados Unidos meridionales en la Florida, Arizona y Texas.

Entre abril y junio del 2000, en Chile, fue divulgada una sorprendente noticia. Las autoridades habían capturado al misterioso animal. Pero representantes del gobierno de los Estados Unidos podrían haber confiscado y mantenido este hecho, en un simple rumor. Durante la ola de casos, las descripciones de los testigos coincidían en gran parte:
Pelo largo y grueso de color gris oscuro, podía levantarse y caminar con dos patas, alcanzando poco más de un metro de alto. Varios informes decían que sus ojos tenían cualidades camaleónicas, podía hacerlos cambiar de color dependiendo de la situación en la que se encontrasen, de púrpura a marrón o a negros, incluso amarillos o brillo intenso anaranjado o rojos.

Sus antebrazos eran cortos, colmillos agudos y unas enormes garras. Sus patas traseras poseían gran fuerza permitiéndoles así saltar a gran distancia, amortiguarse y saltar de nuevo como un canguro. Según un testigo podía realizar saltos de metro y medio. Otros testigos aseguraban que tenía una especie de cresta y alas.

La imagen se difundió pronto en Internet, y los medios de comunicación no tardaron en darle nombre al "fenómeno", que pronto ganó fama en todo el mundo. Eso si, de las explicaciones se encargaría la imaginación popular.

Con cada nueva aparición del Chupacabras, se tejieron nuevas especulaciones e hipótesis.

Algunos piensan que se trata de un animal prehistórico que ha vivido hasta nuestros días, otros que se trata de una mutación genética. Y como siempre no falta la teoría de los que piensan que son extraterrestres o criaturas enviadas por éstos.

Pero lo que si es cierto, son las miles de muertes de animales de granja. Animales sin ojos, sin sus órganos internos, sin una gota de sangre en sus cuerpos.

Todos ellos presentan una misteriosa mordedura en el cuello, como la de un vampiro pero con solo un orificio, desde aquí se succiona la sangre de todo el cuerpo.


EL HOMBRE POLILLA (pseudocríptido)

El Mothman, denominado en español "hombre-polilla"; cuya aparición, según la leyenda en Estados Unidos, suele estar asociada con futuras catástrofes personales o generales.

El aspecto físico que se le atribuye a esta hipotética criatura, es la de un humanoide de más de 2 m de altura, con grandes alas que se repliegan, cubierto de pelo gris oscuro, con grandes garras en las patas, sin cabeza y con dos grandes ojos rojos y luminosos a los que se atribuyen facultades hipnóticas.

Los primeros relatos reportados por testigos que aseguraron verlo se obtuvieron en el año 1966. Se dice que Mothman fue observado por primera vez en Point Pleasant (Virginia Occidental). En la noche del 14 al 15 de noviembre, dos matrimonios paseaban en automóvil cerca del sector conocido como "área TNT", una zona de antiguos depósitos militares de explosivos usados durante la segunda guerra mundial. Observaron al lado del camino una criatura de unos 2 m de altura, con dos alas plegadas a la espalda y que les miraba con dos brillantes ojos de color rojizo. El conductor aseguró haberse dirigido hacia la carretera principal y los ocupantes aterrorizados habrían sido seguidos hasta la misma entrada del pueblo. Los supuestos testigos, así mismo, afirmaron haber oído un agudo grito proveniente de la criatura; luego después de su declaración a la policía, se ordenó una exhaustiva búsqueda en el "área TNT", sin aparecer ningún indicio de la evidencia de dicha criatura. El día 16, también en las inmediaciones del antiguo depósito militar, otro supuesto testigo aseguradó haber visto al monstruo: "Lo vi entre las sombras, era como si se hubiese estado arrastrando en el piso y lentamente fue poniéndose de pie, de color gris y mucho más alto que un hombre, con dos terribles ojos rojos". También esta persona le atribuyó poderes hipnóticos a la mirada de ese par de ojos rojos de la supuesta bestia.

La noticia no tardó en difundirse y rápidamente Point Pleasant se convirtió en el foco de atención de muchos "caza-monstruos", que armados recorrieron una y otra vez los sitios señalados por los testigos sin encontrar absolutamente ningún indicio.

El 25 de noviembre, en un campo de cultivos, otro supuesto testigo volvió a ver la criatura, a las 7:15 de la mañana cuando se dirigía a su trabajo, una figura humana de color grisáceo, elevándose verticalmente desde el suelo y abalanzándose contra el auto. Se dice que la víctima aterrorizada aceleró, pero la bestia lo estuvo siguiendo, dando vueltas sobre el vehículo como si estuviera jugando, durante varios kilómetros.

Igualmente se dice que pilotos pertenecientes a la base militar cercana de Galípolis, el día 4 de diciembre también observaron al monstruo maniobrando y planeando sobre el río, y que pudieron calcular que iba a unos 100 m de altura y a casi 100 km por hora. Posteriormente le seguieron con sus aviones con la intención de fotografiarle, pero se dice que no pudieron ya que el ser desapareció en uno de sus movimientos cerca de un espeso bosque.


EL DIABLO DE JERSEY (pseudocríptido)

El Diablo de Jersey, perteneciente a la cultura popular estadounidense.

Popularmente, se dice que esta supuesta criatura sería un demonio; y su nombre se debe a que los primeros informes de sus apariciones se remontan a las zonas boscosas de Nueva Jersey.

A la criatura, se le atribuyen popularmente algunos raptos y desapariciones humanas. Los supuestos testigos que informan encuentros con esta criatura, afirman que es una criatura humanoide (apariencia humana), erguida en dos patas, con una altura de aproximadamente 1,80 metros, cubierta de pelos, con cuernos, cabeza de caballo, alas, ojos rojos y con patas como la de canguros. Debido a las características que le atribuyen los supuestos testigos, las personas que creen en su existencia afirman que es un mamífero y que, según las descripciones, es muy similar a algunas criaturas mitológicas, como los minotauros.



CRIPTOZOOLOGÍA

La criptozoología (del griego cryptos, "oculto", zoos, "animal" y logos, "estudio") Literalmente : "El estudio de los animales ocultos" - es la disciplina que realiza el estudio y/o búsqueda de hipotéticos animales actuales denominados "críptidos"; que según sus partidarios, postulan que estarían quedando fuera de los catálogos de zoología contemporánea. Su objetivo es la búsqueda de supuestos animales considerados extintos y/o desconocidos para la ciencia, pero presentes en la mitología y el folclore. La criptozoología ha recibido muy poca atención desde la comunidad científica y los escépticos, siendo considerada como una pseudociencia.

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