miércoles, 1 de octubre de 2008

DIARIO DE UN PERRO


Primera semana

Hoy cumplí una semana de nacido.
¡Que alegría haber llegado a este mundo!.


Primer mes

Mi mamá me cuida muy bien.
Es una mamá ejemplar.


Dos meses

Hoy me separaron de mi mamá.
Ella estaba muy inquieta, y con sus ojos,
me dijo adiós,
como esperando que mi nueva "familia humana"
me cuidara tan bien como ella lo había hecho...


Cuatro meses

He crecido rápido; todo me llama la atención.
Hay varios niños en la casa que para mí son como mis "hermanitos".
Somos muy inquietos, ellos me jalan la cola y yo los muerdo jugando.


Cinco meses

Hoy me regañaron,
mi ama se molestó porque me hice " pipí" adentro de la casa...
pero nunca me habían dicho dónde debía hacerlo.

Además, duermo en el dormitorio y... Ya no me aguantaba.


Ocho meses

Soy un perro feliz.

Tengo el calor de un hogar;
me siento tan seguro, tan protegido...

Creo que mi familia humana me quiere y me consiente mucho...

Cuando están comiendo me convidan,
el patio es para mi solito y me doy vuelo escarbando
como mis antepasados los lobos cuando esconden la comida.

Pero nunca me educan, seguramente ha de estar bien todo lo que hago.


12 meses

Hoy cumplí un año.
Soy un perro adulto y mis amos dicen que crecí más de lo que ellos pensaban.
¡Qué orgullosos se deben sentir de mí!.


Trece meses

Qué mal me sentí hoy...

Mi "hermanito" me quitó la pelota.
Como yo nunca agarro sus juguetes fui y se la quité.
Pero como mis mandíbulas se han hecho muy fuertes y lo lastimé sin querer.
Después del susto me encadenaron casi sin poderme mover al rayo del sol.
Dicen que van a tenerme en observación y que soy muy ingrato...
no entiendo nada de lo que pasa.


Quince meses

Ya nada es igual...
vivo en la terraza...
me siento muy solo...
mi familia ya no me quiere.

A veces hasta se olvidan que tengo hambre y sed
y cuando llueve no tengo techo con que taparme...


Dieciseis meses

Hoy me bajaron de la terraza.
Pensé que seguramente mi familia me había perdonado...

Me puse tan contento que daba saltos de gusto y mi cola parece un molinete.
Hasta parece que me van a llevar con ellos de paseo.

Subimos al auto, enfilamos hacia la ruta y anduvimos un largo trecho
hasta que de repente pararon.
Abrieron la puerta y yo me bajé feliz creyendo que haríamos nuestro "día de campo".

No comprendo porqué cerraron la puerta y se fueron...

"¡Oigan, esperen!" - ladré...
"¡se olvidan de mi...!"

Corrí detrás del coche con todas mis fuerzas...
mi angustia crecía al darme cuenta que casi me desvanecía
y ellos no se detendrían:

Me habían abandonado...


Diecisiete meses

He tratado en vano de buscar el camino de regreso a casa.
Me siento y estoy perdido,
en mi sendero hay gente de buen corazón
que me vé con tristeza y me dá algo de comer...
Yo les agradezco con mi mirada y desde el fondo con mi alma...
quisiera que me adoptaran y sería leal como ninguno.

Pero tan sólo dicen "pobre perrito", se debe haber perdido.


Dieciocho meses

El otro día pasé por una escuela
y vi a muchos niños y jóvenes como mis "viejos hermanitos".
Me acerqué y un grupo de ellos, riéndose,
me lanzó piedras "para ver quién tenía mejor puntería"...

una de esas piedras me lastimó el ojo y desde entonces ya no veo bien.


Diecinueve meses

Parece mentira, cuando estaba más bonito se compadecian más de mí...
Ahora estoy muy flaco, mi aspecto ha cambiado...
perdí mi ojo y la gente más bien me saca a escobazos
cuando pretendo echarme en una pequeña sombra...


Veinte meses

Casi no puedo moverme.

Hoy al tratar de cruzar la calle por donde pasan los coches, uno me arrolló.

Según yo, me encontraba en un lugar seguro,
pero nunca olvidaré la mirada de satisfacción del conductor,
que hasta se ladeó con tal de centrarme.

Ojalá me hubiera matado...
pero sólo me dislocó la cadera.

El dolor es terrible, mis patas traseras no me responden
y con dificultades me arrastré hacia un poco de hierba al costado del camino...
Llevo ya 10 días bajo el sol, la lluvia y el frío, sin comer.

No me puedo mover, el dolor es insoportable.
Me siento muy mal; quedé en un lugar húmedo
y parece que hasta mi pelo se está cayendo.

Alguna gente pasa y ni me ve;
otras dicen: "No te acerques".

Ya casi estoy inconsciente,
pero alguna fuerza extraña me hizo abrir los ojos.
La dulzura de su voz me hizo reaccionar.
"Pobre perrito, mira como te han dejado", decía...
junto a ella venía un señor de bata blanca, empezó a tocarme y dijo:
"Lo siento señora, pero este perro ya no tiene remedio, es mejor que deje de sufrir".

A la gentil dama se le salieron las lágrimas y asintió.
Como pude, moví el rabo y la miré agradeciéndole que me ayudara a descansar...
Sólo sentí un pinchazo y me dormí para siempre,
pensando en porqué tuve que nacer si nadie me quería...

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