viernes, 7 de agosto de 2009

BOMBARDEOS ATÓMICOS SOBRE HIROSHIMA Y NAGAZAKI


Los bombardeos atómicos sobre Hiroshima y Nagasaki fueron ataques nucleares ordenados por Harry Truman, Presidente de los Estados Unidos de América, contra el Imperio del Japón. Los ataques se efectuaron el 6 y el 9 de agosto de 1945, y pusieron el punto final a la Segunda Guerra Mundial. Después de seis meses de intenso bombardeo de otras 67 ciudades, el arma nuclear Little Boy fue soltada sobre Hiroshima el lunes 6 de agosto de 1945, seguida por la detonación de la bomba Fat Man el jueves 9 de agosto sobre Nagasaki. Hasta la fecha estos bombardeos constituyen los únicos ataques nucleares de la historia.

Se estima que hacia finales de 1945, las bombas habían matado a 140.000 personas en Hiroshima y 80.000 en Nagasaki, aunque sólo la mitad había fallecido los días de los bombardeos. Entre las víctimas, del 15 al 20% murieron por lesiones o enfermedades atribuidas al envenenamiento por radiación. Desde entonces, algunas otras personas han fallecido de leucemia (231 casos observados) y distintos cánceres (334 observados) atribuidos a la exposición a la radiación liberada por las bombas. En ambas ciudades, la gran mayoría de las muertes fueron de civiles.

Seis días después de la detonación sobre Nagasaki, el 15 de agosto, Japón anunció su rendición incondicional frente a los «Aliados», haciéndose formal el 2 de septiembre con la firma del acta de capitulación. Con la rendición de Japón concluyó la Guerra del Pacífico y por tanto, la Segunda Guerra Mundial.

Al finalizar la guerra, Japón fue ocupado por fuerzas aliadas lideradas por los Estados Unidos con contribuciones de Australia, la India británica, el Reino Unido y Nueva Zelanda, además de que adoptó los «Tres principios no nucleares», lo que prohibía a Japón tener armamento nuclear.


Historia

Contexto

Después de la Primera Guerra Mundial no parecía probable un enfrentamiento entre Japón, los Estados Unidos y las naciones coloniales europeas, como potencias aliadas en el pasado contra el colonialismo expansionista alemán en el Pacífico. Sin embargo, en 1922 los japoneses se sintieron ofendidos por el Tratado Naval de Washington, que limitaba el número de navíos que podían poseer, y que aseguraba la primacía naval de las flotas estadounidense y británica. Además, Japón se sentía agraviado por el hecho de que las potencias europeas ocuparan territorios dentro de lo que consideraba su esfera de influencia, por lo que en 1937 se tomó la decisión de invadir China, conflicto que duraría 8 años. El Príncipe Konoye fue nombrado Primer Ministro en 1940 e integró en su gabinete a Hideki Tōjō y Yōsuke Matsuoka, defensores acérrimos de la expansión de Japón por la fuerza. Para finales de ese mismo año, Japón firmó el Pacto Tripartito con Alemania e Italia, lo que alineaba a Japón con las «Potencias del Eje».

Con la clara intención de establecer la llamada «Gran Esfera de coprosperidad del este de Asia», en julio de 1941 Japón introdujo sus tropas en el sur de Indochina, territorio controlado por Francia, por lo que Estados Unidos decidió tomar represalias, las cuales consistieron en embargos comerciales y la reducción del suministro de petróleo al país en un 90%. Debido a estas sanciones, así como las impuestas por británicos y neerlandeses, el comercio exterior de Japón disminuyó en un 75%.

El 5 de noviembre el Emperador Hirohito y el gobierno japonés decidieron declarar la guerra a los Estados Unidos si no se levantaba el embargo petrolero para finales de mes. El 7 de diciembre la Primera flota japonesa lanzó un ataque aéreo masivo sobre Pearl Harbor, por lo que al día siguiente, el 8 de diciembre, el Congreso de los Estados Unidos declaró la guerra a Japón como respuesta a la solicitud del presidente después del famoso discurso:

Ayer, 7 de diciembre de 1941 -una fecha que pervivirá en la infamia- los Estados Unidos de América fueron atacados repentina y deliberadamente por las fuerzas aéreas y navales del Imperio de Japón.

Franklin Delano Roosevelt.


El ataque a Pearl Harbor se llevó a cabo tan sólo un día después de que el Presidente Roosevelt autorizara un proyecto secreto conocido como Manhattan Engineering District, que finalmente se denominó Proyecto Manhattan.


El Proyecto Manhattan


Proyecto Manhattan y Prueba Trinity

El 2 de agosto de 1939, Albert Einstein dirigió una carta al presidente de los Estados Unidos, Franklin Delano Roosevelt, reclamando su atención sobre las investigaciones realizadas por los científicos Enrico Fermi y Leó Szilárd, mediante las cuales el uranio podría convertirse en una nueva e importante fuente de energía. En dicha carta además, explicó al presidente la posibilidad de fabricar bombas sumamente potentes:

Recientes trabajos realizados por Enrico Fermi y Leo Szilard, cuya versión manuscrita ha llegado a mi conocimiento, me hacen suponer que el elemento uranio puede convertirse en una nueva e importante fuente de energía en un futuro inmediato[...] se ha abierto la posibilidad de realizar una reacción nuclear en cadena en una amplia masa de uranio mediante lo cual se generaría una gran cantidad de energía[...]
Este nuevo fenómeno podría conducir a la fabricación de bombas y, aunque con menos certeza, es probable que con este procedimiento se pueda construir bombas de nuevo tipo y extremadamente potentes.

Carta de Einstein enviada al presidente Roosevelt.

Los Estados Unidos, con la ayuda del Reino Unido y Canadá en sus respectivos proyectos secretos «Aleaciones de tubos» y «Chalk River Laboratories», diseñaron y fabricaron las primeras bombas atómicas bajo lo que fue llamado «Proyecto Manhattan». La investigación científica fue dirigida por el físico norteamericano Robert Oppenheimer. La bomba atómica fue probada el 16 de julio de 1945, cerca de Alamogordo, Nuevo México, en lo que se conoció como «Prueba Trinity». La bomba utilizada en la prueba, llamada «gadget», causó una explosión cercana a la que ocasionarían 20.000 toneladas de TNT, mucho mayor de la esperada.


Las bombas utilizadas


Little Boy y Fat Man

El proyecto Manhattan produjo dos modelos distintos de bombas atómicas. La bomba lanzada sobre Hiroshima, llamada Little Boy, fue construida con uranio-235, un raro isótopo del uranio. El diseño de la bomba era más sencillo que el de la utilizada durante el bombardeo de Nagasaki y el principio operacional consistía en disparar piezas de uranio una contra otra. Al juntarse cierta cantidad de 235U ocurría una reacción de fisión en cadena que producía una explosión nuclear.20 No obstante, una masa mínima necesaria para producir esta reacción debía unirse muy rápidamente, ya que de lo contrario, el calor emitido al comienzo de la reacción expulsaría el combustible antes que la mayor parte de él se consumiera. Para evitar este problema, la bomba utilizó un cañón para disparar una parte del uranio 235 dentro de la otra. Debido a que se creía que su diseño era sumamente confiable, no se consideró que debiera ser probada antes de ser utilizada.

Tanto el arma de prueba, llamada «gadget», como la bomba que fue soltada en Nagasaki llamada Fat Man, fueron diseñadas para implotar y fabricadas básicamente de plutonio-239, un elemento sintético. Los científicos en Los Álamos no estaban totalmente seguros de su eficiencia, por lo que este tipo de bomba tuvo que ser probado con antelación al ataque, motivo por el cual se programó la «Prueba Trinity».


Elección de los objetivos

Los días 10 y 11 de mayo el Comité para la elección de los objetivos en el Laboratorio Nacional Los Álamos, con Robert Oppenheimer como miembro principal, recomendó Kioto, Hiroshima, Yokohama, así como el arsenal en Kokura como los objetivos posibles. La selección de dichas ubicaciones se basó en los criterios siguientes:

* Eran mayores de 3 millas de diámetro y con blancos importantes en grandes áreas urbanas.

* La explosión causaría daño efectivo.

* Era improbable que fueran atacadas en agosto de 1945. «Cualquier objetivo militar pequeño y estrictamente militar debía estar ubicado en un área mucho mayor que fuera susceptible al daño por la explosión para evitar riesgos innecesarios de que el arma se perdiera debido a una mala colocación de la bomba».

Dichas ciudades se mantuvieron prácticamente intactas durante los bombardeos nocturnos llevados a cabo por las Fuerzas Aéreas del Ejército de los Estados Unidos. Hiroshima fue descrita como «un importante depósito de armas y un puerto de embarque en el centro de un área urbana industrial. Es un buen objetivo en el radar y tiene el tamaño suficiente para que gran parte de la ciudad pueda ser exhaustivamente dañada. Existen colinas adyacentes que muy probablemente producirán el efecto de enfocar, lo que seguramente incrementará considerablemente el daño causado por la explosión. Debido a los ríos no es un buen blanco incendiario». El objetivo de lanzar la bomba era obligar a Japón a rendirse incondicionalmente conforme a los términos de la Declaración de Potsdam. El comité aseguró que los factores psicológicos en la selección del objetivo eran de gran importancia, especificando como prioridades:

1.- Obtener el mayor efecto psicológico en contra de Japón.

2.- Hacer suficientemente espectacular el uso inicial del arma de tal forma que fuera reconocida internacionalmente en términos publicitarios cuando fuera arrojada. Hiroshima tenía la ventaja de tener un mayor tamaño y con las montañas cercanas enfocando la explosión la mayor parte de la ciudad sería destruida. El palacio del Emperador en Tokio tenía una mayor fama que cualquier otro objetivo pero tenía un valor estratégico menor.

Durante la Segunda Guerra, Edwin O. Reischauer era el experto para el Cuerpo de Inteligencia Militar, por lo que erróneamente se le atribuyó la decisión de no lanzar la bomba sobre Kioto.24 En su autobiografía, Reischauer refutó dicha aseveración y aseguró que quien merecía el crédito de haber salvado dicha ciudad era en realidad Henry L. Stimson, Secretario de Guerra, de quien se dice que admiraba Kioto por haber pasado allí su luna de miel, varias décadas atrás.


El ultimátum en Potsdam


Conferencia de Potsdam

El 26 de julio, Truman y otros líderes aliados emitieron la Declaración de Potsdam, la cual bosquejaba los términos de la rendición de Japón. Fue presentada como un ultimátum y se aseguraba que, sin la debida rendición, los aliados atacarían Japón, resultando en «la inevitable y completa destrucción de las fuerzas armadas japonesas e inevitablemente la devastación del suelo japonés», aunque no se mencionó nada sobre el arma atómica. El 28 de julio se hizo oficial el rechazo por parte del gobierno japonés y el Primer Ministro Kantaro Suzuki ofreció una conferencia de prensa en la que aseguró que la Declaración era tan sólo una copia (yakinaoshi) de la Declaración del Cairo y que el gobierno intentaba ignorarla (mokusatsu). Dicha aseveración fue tomada tanto en suelo japonés como en el extranjero como un claro rechazo a la declaración. El emperador, que estaba pendiente de noticias de los emisarios de paz enviados a la URSS, prefirió no intervenir en la posición gubernamental. Además, el 31 de julio dejó claro a su consejero Kōichi Kido que la Regalía Imperial de Japón tenía que ser defendida a toda costa.

A comienzos de julio, en camino a Potsdam, Truman reexaminó la decisión de usar la bomba. Al final, Truman decidió lanzar las bombas atómicas en Japón con el objetivo de terminar rápidamente la guerra al causar destrucción con las bombas así como miedo de más destrucción, lo que obligaría a Japón a rendirse.


Bombardeo de Hiroshima


Hiroshima durante la Segunda Guerra

En el momento del bombardeo Hiroshima era una ciudad de cierta importancia industrial y militar. Algunos campamentos militares se encontraban en los alrededores, incluyendo los cuarteles generales de la Quinta División y los del Segundo Ejército General del Mariscal de Campo Hata Shunroku, quien comandaba la defensa de toda la parte sur del país. Hiroshima era una base de abastecimiento y logística menor para la milicia japonesa. La ciudad era un centro de comunicación, lugar de almacenamiento y un área de reunión para las tropas. Fue una de las ciudades japonesas que fueron deliberadamente preservadas de los bombardeos aliados con el fin de poder efectuar posteriormente una evaluación precisa de los daños causados por la bomba atómica.

El centro de la ciudad tenía varios edificios reforzados de hormigón así como estructuras más livianas. Fuera del centro el área estaba repleta por pequeños talleres de madera ubicados entre los hogares japoneses. Algunas plantas industriales se encontraban en las afueras de la ciudad. Las casas eran de madera con pisos de teja y también muchos edificios industriales tenían armazón de madera, por lo que toda la ciudad en su conjunto era altamente susceptible a daños por incendios.
La población de Hiroshima había alcanzado la cifra máxima de 381.000 antes de la guerra, pero antes del bombardeo la población había disminuido regularmente debido a evacuaciones sistemáticas ordenadas por el gobierno japonés. En el momento del ataque se estima que había aproximadamente 255.000 personas. Esta cifra se basa en los datos de la población registrada según el cómputo de raciones así como la estimación adicional de trabajadores y soldados que fueron enviados a la ciudad.


El Enola Gay

Hiroshima fue el objetivo primario del primer bombardeo atómico seguido de Kokura y Nagasaki como objetivos alternativos. La fecha del 6 de agosto se eligió porque anteriormente la ciudad había estado cubierta por nubes. El B-29 Enola Gay, perteneciente al Escuadrón de Bombardeo 393d, pilotado y comandado por el Coronel Paul Tibbets, despegó desde la base aérea de North Field, en Tinian, y realizó un viaje de aproximadamente seis horas de vuelo hasta Japón. El Enola Gay fue acompañado por otros dos B-29 durante su viaje, el The Great Artiste, que llevaba instrumentos de medición, y el #91, que más tarde fue renombrado como Necessary Evil y que tenía labores de fotografía.

Después de salir de Tinian, el Enola Gay viajó por separado hacia Iwo Jima, donde se reunió a 2.440 metros de altura con los bombarderos auxiliares, tomando rumbo hacia Japón. La aeronave arribó al objetivo con clara visibilidad a los 9.855 m. Durante el viaje, el Capitán de la Armada William Parsons armó la bomba, ya que se había desactivado para minimizar el riesgo de explosión durante el despegue. Su asistente, el segundo Teniente Morris Jeppson, quitó los dispositivos de seguridad treinta minutos antes de llegar al objetivo.

Alrededor de las 7:00 de la mañana el sistema de radares japoneses de alerta temprana detectó a las naves norteamericanas aproximándose desde la parte sur de Japón, por lo que se emitió una alerta a distintas ciudades, entre ellas Hiroshima. Un avión climatológico sobrevoló la ciudad y al no ver signos de los bombarderos, los habitantes decidieron continuar sus actividades diarias. Cerca de las 8:00 de la mañana el radar detectó nuevamente los B-29 acercándose a la ciudad, por lo que las estaciones de radio emitieron la advertencia para que los habitantes se refugiaran, pero muchos la ignoraron.


La explosión de la bomba

La bomba Little Boy fue arrojada a las 08:15 horas de Hiroshima y alcanzó en 55 segundos la altura determinada para su explosión, aproximadamente 600 metros sobre la ciudad. Debido a vientos laterales falló el blanco principal, el puente Aioi, por casi 244 metros, detonando justo encima de la Clínica quirúrgica de Shima. La detonación creó una explosión equivalente a 13 kilotones de TNT, a pesar de que el arma con U-235 se consideraba muy ineficiente pues sólo se fisionaba el 1.38% de su material. Se estima que instantáneamente la temperatura se elevó a más de un millón de grados centígrados, lo que incendió el aire circundante, creando una bola de fuego de 256 metros de diámetro aproximadamente. En menos de un segundo la bola se expandió a 274 metros.

Mientras el Enola Gay se alejaba a toda velocidad de la ciudad, el Capitán Robert Lewis, copiloto del bombardero, comentó: «Dios mío ¿Qué hemos hecho?». Bob Caron, artillero de cola del Enola Gay describió así la escena:


«Una columna de humo asciende rápidamente. Su centro muestra un terrible color rojo. Todo es pura turbulencia. Es una masa burbujeante gris violácea, con un núcleo rojo. Todo es pura turbulencia. Los incendios se extienden por todas partes como llamas que surgiesen de un enorme lecho de brasas. Comienzo a contar los incendios. Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis... catorce, quince... es imposible. Son demasiados para poder contarlos. Aquí llega la forma de hongo de la que nos habló el capitán Parsons. Viene hacia aquí. Es como una masa de melaza burbujeante. El hongo se extiende. Puede que tenga mil quinientos o quizá tres mil metros de anchura y unos ochocientos de altura. Crece más y más. Está casi a nuestro nivel y sigue ascendiendo. Es muy negro, pero muestra cierto tinte violáceo muy extraño. La base del hongo se parece a una densa niebla atravesada con un lanzallamas. La ciudad debe estar abajo de todo eso. Las llamas y el humo se están hinchando y se arremolinan alrededor de las estribaciones. Las colinas están desapareciendo bajo el humo. Todo cuanto veo ahora de la ciudad es el muelle principal y lo que parece ser un campo de aviación».

Bob Caron, artillero de cola/fotógrafo del Enola Gay.


La explosión rompió los vidrios de las ventanas de edificios localizados a una distancia de 16 kilómetros y pudo sentirse hasta 59 kilómetros de distancia.

Alrededor de treinta minutos después comenzó un efecto extraño: empezó a caer una lluvia de color negro al noroeste de la ciudad. Esta «lluvia negra» estaba llena de suciedad, polvo, hollín, así como partículas altamente radioactivas, lo que ocasionó contaminación aun en zonas remotas.

El radio de total destrucción fue de 1,6 kilómetros, provocando incendios en 11,4 km2. Los norteamericanos estimaron que 12,1 km2 de la ciudad fueron destruidos. Autoridades japonesas estimaron que el 69% de los edificios de Hiroshima fueron destruidos y otro 6-7% resultó dañado.

A pesar de que aviones norteamericanos habían lanzado previamente panfletos advirtiendo a los civiles de bombardeos aéreos en otras 12 ciudades, los residentes de Hiroshima nunca fueron advertidos de un ataque nuclear. Entre 70 y 80.000 personas, cerca del 30% de la población de Hiroshima murió instantáneamente, mientras que otras 70.000 resultaron heridas. Cerca del 90% de los doctores y el 93% de las enfermeras que se encontraban en Hiroshima murieron o resultaron heridos, ya que la mayoría se encontraba en el centro de la ciudad, área que recibió el mayor daño.


Acontecimientos en Hiroshima

El operador de control de la NHK en Tokio se dio cuenta de que la estación de Hiroshima había salido súbitamente del aire, por lo que intentó restablecer la programación utilizando otra línea telefónica, pero también falló. Cerca de veinte minutos después el centro telegráfico del ferrocarril de Tokio notó que la principal línea telegráfica había dejado de funcionar justo al norte de Hiroshima. De algunas pequeñas estaciones a 16 kilómetros de distancia de Hiroshima comenzaron a llegar informes confusos sobre una terrible explosión en la ciudad: una «nube siniestra», un «destello terrible», un «fuerte estruendo». Todos los mensajes fueron retransmitidos a los cuarteles centrales del Estado mayor del Imperio japonés.

Distintas bases militares intentaron en varias ocasiones llamar a la Estación de control militar en Hiroshima. El completo silencio de la ciudad intrigaba al personal en los cuarteles centrales, que no habían recibido ninguna alerta de bombardeo a gran escala y sabían que en Hiroshima no se almacenaba una cantidad significativa de explosivos. Un joven oficial el Estado mayor fue designado para volar inmediatamente a Hiroshima, aterrizar, analizar el daño y regresar a Tokio con información de primera mano. Después de volar durante tres horas, cuando se encontraban todavía a unos 160 kilómetros de distancia de la ciudad él y su piloto divisaron una gran nube de humo: Los restos de Hiroshima estaban en llamas. Su avión pronto llegó a la ciudad, que rodearon desde el aire. Una enorme superficie de tierra carbonizada y una densa nube de humo eran todo lo que quedaba de ella. Aterrizaron al sur y después de regresar a Tokio con su informe, el oficial comenzó a organizar las medidas de auxilio.


Harry Truman a los estadounidenses

Dieciséis horas después del ataque el Presidente Truman anunció públicamente desde Washington D.C. el uso de una bomba atómica:

Los japoneses comenzaron la guerra desde el aire en Pearl Harbor. Ahora les hemos devuelto el golpe multiplicado. Con esta bomba hemos añadido un nuevo y revolucionario incremento en destrucción a fin de aumentar el creciente poder de nuestras fuerzas armadas. En su forma actual, estas bombas se están produciendo. Incluso están en desarrollo otras más potentes. [...] Ahora estamos preparados para arrasar más rápida y completamente toda la fuerza productiva japonesa que se encuentre en cualquier ciudad. Vamos a destruir sus muelles, sus fábricas y sus comunicaciones. No nos engañemos, vamos a destruir completamente el poder de Japón para hacer la guerra. [...] El 26 de julio publicamos en Potsdam un ultimátum para evitar la destrucción total del pueblo japonés. Sus dirigentes rechazaron el ultimátum inmediatamente. Si no aceptan nuestras condiciones pueden esperar una lluvia de destrucción desde el aire como la que nunca se ha visto en esta tierra.

El presidente de los Estados Unidos Harry S. Truman.

El anuncio de Truman fue la primera noticia real que se tuvo en Tokio de lo que había pasado e inmediatamente se formó el Comité de Contramedida de la Bomba Atómica, integrado por personal del ejército, la armada y ministerios del interior. A pesar del nombre del comité, gran parte de los integrantes dudaban que efectivamente se hubiera utilizado una bomba atómica pues se creía que la tecnología estadounidense no era tan avanzada como para desarrollarla ni para tener la capacidad de transportarla por todo el océano Pacífico. Sólo cuando el personal fue a la zona a investigar la destrucción ocurrida, aceptaron que ninguna bomba convencional podría haber causado tal daño.

El 8 de agosto periódicos en Estados Unidos informaban sobre las descripciones de la devastación retransmitidas por las emisoras de Radio Tokio: «Prácticamente todas las cosas vivas, humanos y animales, se quemaron hasta la muerte», decían los locutores japoneses en una transmisión interceptada por los aliados.


Decesos posteriores al bombardeo

De acuerdo a la mayoría de las estimaciones, los efectos inmediatos mataron aproximadamente a 70.000 personas en Hiroshima. La estimación total de muertes de finales de 1945, en la que se incluyen quemaduras, muertes relacionadas a la radiación, así como efectos agravados por la falta de recursos médicos, varía entre los 90 y los 140.000. Algunas otras fuentes aseguran que más de 200.000 personas fallecieron para 1950, ya sea a causa de cáncer y otros padecimientos a largo plazo. Entre 1950 y 1990, el 9% de las muertes ocasionadas por cáncer y leucemia entre los sobrevivientes al bombardeo se debió a la radiación de las bombas, entre ellas se estima que 89 casos fueron por leucemia y 339 de distintos padecimientos de cáncer. Por lo menos once prisioneros de guerra fallecieron durante el bombardeo.


Estructuras que permanecieron en pie

La ciudad se encontraba en ruinas. Aproximadamente el 69% de los edificios de Hiroshima fueron destruidos. Algunos edificios de hormigón en Hiroshima habían sido construidos con una gran resistencia debido al constante riesgo de sismos en Japón, y aunque su armazón no colapsó aun estando muy cerca del hipocentro, las paredes mostraron un daño interno severo ocasionado por la presión descendente de la explosión.

Debido a que la bomba detonó en el aire, la explosión se enfocó más hacia abajo que hacia los lados, por lo que el edificio conocido como Cúpula Genbaku (原爆ドーム Genbaku Dōmu?) o Cúpula de la Bomba Atómica, pudo permanecer en pie a pesar de encontrarse a tan sólo 150 metros de la zona cero. Las ruinas fueron renombradas como Memorial de la Paz de Hiroshima y fue catalogado como Patrimonio de la humanidad en 1996 con la objeción de los Estados Unidos y China.

Eizō Nomura (野村 英三 Nomura Eizō?) fue el sobreviviente más cercano a la «zona cero» que se conoce. Eizō se encontraba en el sótano de una moderna «casa de descanso», a sólo 100 metros de distancia en el momento del ataque. Akiko Takakura (高蔵 信子 Takakura Akiko?) fue también uno de los sobrevivientes más cercanos al hipocentro de la explosión. Akiko se encontraba dentro del Banco de Hiroshima, a tan sólo 300 metros de la «zona cero».


Eventos entre el 7 y 9 de agosto


Batalla de Manchuria

Después del bombardeo de Hiroshima, el Presidente Truman anunció: «Si no aceptan nuestros términos, pueden esperar una lluvia de ruina desde el aire, algo nunca visto hasta ahora sobre esta tierra».

El gobierno japonés no reaccionó ante la declaración de Postdam. El Emperador Hirohito, el gobierno y el Consejo de Guerra estaban considerando cuatro condiciones para la rendición: que se preservara el kokutai (el sistema imperial y la política nacional), que el Estado Mayor tuviera la responsabilidad del desarme y desmovilización, la no ocupación del país y que la obligación de castigar los crímenes de guerra recayera en el gobierno japonés.

El ministro del exterior soviético Vyacheslav Molotov anunció a Tokio que la Unión Soviética había abrogado unilateralmente el Pacto de Neutralidad el 5 de abril. Dos minutos después de medianoche del 9 de agosto, hora de Tokio, infantería soviética, tanques blindados y fuerzas aéreas lanzaron una ofensiva en Manchuria. Cuatro horas más tarde, llegó a Tokio la noticia de que la Unión soviética había declarado la guerra a Japón. Los principales dirigentes del Ejército Imperial Japonés, junto con el Ministro de Guerra Korechika Anami, llevaron a cabo los preparativos para imponer la ley marcial en el país.

El responsable de la fecha del segundo bombardeo fue el Coronel Tibbets, comandante del 509BW en Tinian. Programado originalmente para el 11 de agosto en contra de Kokura, el bombardeo se reprogramó y reubicó con la finalidad de evitar un periodo de mal clima de cinco días que se avecinaba y el cual se esperaba que comenzara el 10 de agosto. Tres bombas pre-ensambladas se habían transportado a Tinian, etiquetadas como F-31, F-32 y F-33 en su exterior. El 8 de agosto se llevó a cabo un ensayo de ensamblaje conducido por el Mayor Charles Sweeny utilizando un B-29 llamado Bockscar como el bombardero. La F-33 se gastó probando los componentes por lo que la F-31 fue designada para la misión del 9 de agosto.


Bombardeo de Nagasaki


Nagasaki durante la Segunda Guerra Mundial

La ciudad de Nagasaki había sido uno de los puertos más grandes en la parte sur de Japón y tuvo gran importancia durante la guerra por su gran actividad industrial, incluyendo la producción de artillería, barcos, equipo militar, así como otros materiales de guerra.

En contraste con el aspecto moderno de Hiroshima, la mayoría de los hogares eran de tipo antiguo: edificios de madera en su totalidad y piso de azulejo. Muchas de las pequeñas industrias también estaban alojadas en edificios de madera y no contaban con la infraestructura necesaria en caso de explosión. Debido a que la ciudad creció sin un ordenamiento ni planificación adecuada, era común encontrar hogares adyacentes a fábricas a lo largo de todo el valle.

Nagasaki nunca sufrió un bombardeo a gran escala antes de la explosión nuclear, aunque el primero de agosto de 1945 algunas bombas fueron arrojadas sobre la ciudad. Algunas de ellas dieron en astilleros y puertos de la parte suroeste de la ciudad, otras hicieron blanco en la fábrica de Mitsubishi y seis de ellas cayeron sobre la Escuela Médica y Hospital de Nagasaki. A pesar de que el daño se puede considerar como reducido, el bombardeo creó preocupación entre los habitantes y mucha gente, especialmente niños, fueron evacuados hacia las zonas rurales.


Inicia la misión del bombardero

Durante la mañana del 9 de agosto de 1945, el B-29 Bockscar, pilotado por el Mayor Charles W. Sweeney, transportó el arma nuclear llamada Fat Man con la intención de lanzarla sobre Kokura como blanco principal y Nagasaki como objetivo secundario. El plan para esta misión fue prácticamente idéntico al de Hiroshima: Dos B-29 volando una hora antes sobre el objetivo con la finalidad de hacer el reconocimiento de las condiciones climáticas y dos B-29 más acompañando el bombardero con instrumentación. Sweeny despegó con la bomba armada, aunque con los seguros eléctricos puestos.

Los B-29 enviados como observadores climatológicos informaron que ambos objetivos estaban despejados. El bombardero Bockscar arribó al punto de reunión pero la tercera aeronave, Big Stink, no logró unirse tempranamente a la misión, por lo que el bombardero y la aeronave de instrumentación tuvieron que volar en círculos durante cuarenta minutos esperando a la aeronave retrasada. Con treinta minutos de retraso, Sweeney decidió continuar la misión sin el avión ausente.

Cuando llegaron a Kokura la ciudad estaba cubierta en un 70% por nubes, que la oscurecían. Después de pasar tres veces por encima y con el combustible consumiéndose y en un nivel bastante bajo debido a un desperfecto en una de las bombas de un motor, decidieron ir por el objetivo secundario, la ciudad de Nagasaki. El cálculo del consumo de gasolina indicaba que el bombardero no tendría suficiente combustible como para llegar hasta Iwo Jima y se verían obligados a desviarse hacia Okinawa. Se decidió primeramente que si Nagasaki presentaba las mismas condiciones climáticas, entonces regresarían con la bomba a Okinawa y tratarían de desecharla en el mar, aunque posteriormente el Comandante Frederick Ashworth decidió que se utilizaría el radar si el objetivo no era visible.

Alrededor de las 07:50, la alerta de bombardeo aéreo sonó en la ciudad pero a las 8:30 se emitió la señal de que el peligro se había alejado. Cuando se avistaron los dos B-29 a las 10:53, autoridades japonesas estimaron que las aeronaves sólo tendrían labores de reconocimiento por lo que no se emitió alarma alguna.


Pocos minutos después, a las 11:00, desde el The Great Artiste se lanzaron instrumentos de medición atados a tres paracaídas. Junto con los instrumentos se envió una carta sin firmar dirigida al profesor Ryokichi Sagane, un físico nuclear de la Universidad de Tokio quien estudió con tres de los científicos responsables de desarrollar el arma nuclear. El objetivo de dicha misiva era pedirle que le dijera al Estado Mayor japonés el daño que involucraban estas armas de destrucción masiva, además de que hiciera todo lo que estuviera a su alcance para convencer a las autoridades del país de terminar la guerra.64 Aunque los mensajes fueron encontrados por autoridades militares, el profesor Sagane no fue avisado sino hasta un mes después.65 En 1949 uno de los autores de la carta, Luis Walter Álvarez, se entrevistó con Sagane y firmó el documento.


La bomba explota

De último minuto se abrió una brecha entre las nubes, lo que permitió al Capitán Kermit Beahan tener contacto visual con el objetivo como había sido ordenado, por lo que la bomba fue liberada a las 11:01. Cuarenta y tres segundos después la bomba hizo explosión a 469 metros de altura sobre la ciudad y a casi 3 kilómetros de distancia del hipocentro planeado originalmente. La explosión se confinó al Valle Urakami y la mayor parte de la ciudad fue protegida por las colinas cercanas. La explosión resultante tuvo una detonación equivalente a 22 kilotones y generó una temperatura estimada de 3.900 grados Celsius y vientos de 1005 km/h.

Se estima que inmediatamente fallecieron entre 40 y 75.000 personas, mientras que el total de decesos para finales de 1945 alcanzó los 80.000.

El radio total de destrucción fue de 1,6 kilómetros y se extendieron incendios en la parte norte de la ciudad hasta una distancia de 3,2 kilómetros del hipocentro. A diferencia de Hiroshima, en Nagasaki no tuvo lugar la «lluvia negra» y aunque sus efectos fueron más devastadores en el área inmediata del hipocentro, la topografía del lugar evitó que el radio de destrucción fuera mayor. Se calcula que el porcentaje de estructuras y edificios destruidos estuvo en el orden del 40%, incluyendo hogares, hospitales y escuelas.

Un número desconocido de sobrevivientes de Hiroshima se había trasladado hasta Nagasaki, donde nuevamente fueron bombardeados.


Consecuencias


Planes para más ataques atómicos

Operación Downfall

Los Estados Unidos esperaban tener otra bomba atómica lista para ser utilizada durante la tercera semana de agosto, tres más en el mes de septiembre y otras tres para octubre.

El 10 de agosto el Mayor General Leslie Groves, director militar del Proyecto Manhattan, envió un memorándum al General del Ejército George Marshall en el que se leía: «la siguiente bomba... deberá de estar lista para entregarse al primer clima adecuado, después del 17 o 18 de agosto». Ese mismo día, Marshall endosó el documento con el comentario «No se soltará sobre Japón sin la orden expresa del Presidente». En el Departamento de Guerra se llevaba además un debate sobre conservar la producción de las bombas atómicas hasta que se llevara a cabo la Operación Downfall, la invasión a Japón.


Rendición de Japón y subsecuente ocupación

El 9 de agosto el consejo de guerra aún insistía en defender sus cuatro condiciones para admitir la rendición del país. Ese día, el Emperador Hirohito ordenó a Koichi Kido controlar rápidamente la situación, que adquiría tintes trágicos tras la declaración de guerra de la Unión Soviética. El Emperador mantuvo una conferencia durante la cual autorizó al Ministro Shigenori Tōgō para notificar a los Aliados que Japón aceptaría los términos de la rendición con una sola condición: que no se comprometiera ni exigiera ningún detrimento a la prerrogativa de su majestad el Emperador como gobernante soberano.

El 12 de agosto el Emperador informó a la familia imperial su decisión de rendirse. Uno de sus sobrinos, el Príncipe Asaka preguntó si la guerra continuaría si la kokutai no se preservaba. Hirohito únicamente contestó «por supuesto».

Debido a que los términos de los aliados parecían dejar intacto el principio de preservación del Trono, Hirohito grabó el 14 de agosto su anuncio de capitulación, que fue retransmitido a toda la nación el día siguiente, no sin despertar una breve rebelión de militares opuestos a dicha decisión.

En dicho anuncio, Hirohito se refirió a las bombas atómicas:


Además, el enemigo ha empezado a utilizar una bomba nueva y sumamente cruel, con un poder de destrucción incalculable y que acaba con la vida de muchos inocentes. Si continuásemos la lucha, sólo conseguiríamos el arrasamiento y el colapso de la nación japonesa, y eso conduciría a la total extinción de la civilización humana.


La rendición se hizo oficial el 2 de septiembre de 1945 abordo del USS Missouri y estuvo presidida por el General McArthur, Comandante Supremo de las Fuerzas Aliadas.

Un año después de los bombardeos, aproximadamente 40.000 tropas de ocupación se encontraban en Hiroshima y 27.000 en Nagasaki. Entre otras condiciones de la rendición, los japoneses admitieron cambios constitucionales, ocupación de su territorio (Okinawa permaneció ocupada por EEUU hasta 1972), instalación de numerosas bases militares y prohibición de constituir un ejército propio. Recientemente, estas sanciones han empezado a afrontar tímidas modificaciones.


Comisión de Víctimas de la Bomba Atómica

Durante la primavera de 1948 se formó la Comisión de Víctimas de la Bomba Atómica, (ABCC por sus siglas en inglés) por mandato presidencial de Harry Truman con el objetivo de que la Academia Nacional de Ciencias y el Consejo de Investigación Nacional llevaran a cabo las investigaciones necesarias para determinar los efectos posteriores de la radiación entre los sobrevivientes de Hiroshima y Nagasaki. Entre las víctimas se encontraron una gran cantidad de decesos indeseados, por ejemplo:

* Prisioneros de guerra aliados.

* Trabajadores chinos y coreanos.

* Estudiantes de Malasia que estaban becados.

* Cerca de 3.200 ciudadanos américo-japoneses.

Una de las primeras acciones de la ABCC fue la de observar los resultados de los embarazos en Hiroshima y Nagasaki así como en una ciudad controlada experimentalmente, Kure, para discernir las condiciones y resultados con los casos relacionados a exposición a la radiación. Algunos autores aseguran que la ABBC se negó a proporcionar tratamientos médicos para los sobrevivientes salvo en casos estudiados, e incluso algunos aseguran que la atención médica fue negada para obtener «mejores resultados» en la investigación. En 1975, la Fundación para la Investigación de los Efectos Radioactivos (Radiation Effects Research Foundation) se creó para asumir las responsabilidades de la ABCC.


Los Hibakusha

Las víctimas sobrevivientes de los bombardeos son llamadas hibakusha (被爆者?), una palabra en japonés que literalmente significa «persona bombardeada». Para el año 2008, 243.692 hibakusha eran reconocidos por el gobierno japonés, la mayoría viviendo en dicho país. El gobierno además asegura que el 1% de dichos sobrevivientes padece alguna enfermedad asociada a la radiación.

Memoriales en Hiroshima y Nagasaki contienen listas de los hibakusha que se sabe han muerto desde los bombardeos. Actualizadas anualmente durante el aniversario de los bombardeos, al 2008 los memoriales contenían los nombres de más de 400.000 hibakusha, 258.310 en Hiroshima y 145.984 en Nagasaki.


Sobrevivientes coreanos

Durante la guerra fueron llevados muchos conscriptos coreanos tanto a Hiroshima como a Nagasaki para realizar trabajos forzosos. De acuerdo a algunas estimaciones, alrededor del 10% de los fallecidos en los bombardeos provenían de Corea. Se estima, además, que una de cada siete de las víctimas de Hiroshima tenía ascendencia coreana. Durante muchos años los coreanos tuvieron que luchar por que se les reconociera como víctimas de los bombardeos y les fueron negados subsidios por enfermedad, situación que ha ido cambiando poco a poco a través de distintas demandas.


Doble sobreviviente


Tsutomu Yamaguchi

El 24 de marzo de 2009, el gobierno japonés reconoció a Tsutomu Yamaguchi como un doble hibakusha. Yamaguchi estuvo a una distancia de 3 kilómetros del punto cero en Hiroshima, donde se encontraba en un viaje de negocios cuando detonó la bomba atómica. Sufrió severas quemaduras en el lado izquierdo del cuerpo. El 8 de agosto regresó a su tierra natal, Nagasaki, donde se expuso a la radiación residual de la bomba mientras buscaba a sus familiares. Yamaguchi es el primer sobreviviente confirmado de ambos bombardeos.


Debate sobre los bombardeos


La bomba atómica fue más que un arma de una terrible destrucción, fue un arma psicológica.

Henry L. Stimson, Ex-Secretario de Guerra de los Estados Unidos.


La importancia de los bombardeos en la rendición de Japón, así como la justificación ética de los Estados Unidos, ha sido un tema de debates entre académicos y público en general durante décadas. J. Samuel Walker escribió en abril del 2005 un resumen de la historiografía reciente sobre el tema, «parece que la controversia sobre el uso de la bomba aún continúa». Walker hace notar que «El aspecto fundamental que ha dividido a los académicos por casi cuatro décadas radica en que si el uso de la bomba fue necesario para obtener la victoria en la guerra en el Pacífico en términos satisfactorios para los Estados Unidos».

Con motivo del cincuenta aniversario de los bombardeos, el periódico norteamericano The Seattle Times clasificó los debates al respecto de la siguiente forma:


La bomba era necesaria o estaba justificada porque:


* Los japoneses habían demostrado una resistencia semi-fanática, como los ataques kamikazes de Okinawa, los suicidios masivos de Saipán o la lucha hasta prácticamente el último hombre en las islas del Pacífico. El bombardeo de Tokio había matado a más de 100.000 personas sin efectos políticos, por lo que la bomba era necesaria para la rendición del país.

* Con sólo dos bombas construidas y listas para usarse, era demasiado arriesgado «gastar» una al lanzarla sobre un área despoblada.

* Una invasión a Japón hubiera costado una gran cantidad de vidas en ambos bandos de tal forma que se rebasaría el número de muertes de ambos bombardeos.

* Ambas ciudades hubieran sufrido bombardeos incendiarios de cualquier forma.

* El uso inmediato de la bomba convenció al mundo de su horror y se disuadió su utilización cuando se construyeron más bombas.

* El uso de la bomba sorprendió tanto a la Unión Soviética y la guerra terminó tan rápido que éstos no pudieron solicitar la invasión conjunta de Japón.


La bomba no era necesaria o no estaba justificada porque:


* Japón ya estaba listo para rendirse antes de los bombardeos.

* El rechazo norteamericano a los términos de la rendición al no garantizar la continuidad de la figura del Emperador prolongó la guerra innecesariamente.

* Una explosión de demostración sobre la Bahía de Tokio hubiera servido para convencer a los líderes de los efectos de la bomba sin muertes innecesarias.

* Incluso si el bombardeo a Hiroshima fuese justificado, los Estados Unidos no le dieron tiempo suficiente a los japoneses a considerar los alcances de la bomba antes del bombardeo a Nagasaki.

* La bomba fue lanzada para parcialmente justificar los 2 billones de dólares utilizados para su fabricación.

* Las ciudades tenían casi nulo valor militar. Los ciudadanos tenían una relación de cinco o seis a uno sobre los militares.

* Se sacrificaron cientos de miles de vidas de japoneses simplemente por la lucha de poder político entre la URSS y los Estados Unidos.

* El bombardeo incendiario causaría mucho más daño sin la necesidad de convertir a los Estados Unidos en el primer país en utilizar armas nucleares.


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