lunes, 27 de abril de 2009
LEYES Y PRINCIPIOS UNIVERSALES
Existen leyes y principios universales que afectan nuestras vidas a cada momento. De igual manera admitimos que hay leyes que gobiernan la órbita de los planetas, el ciclo de las mareas y el cambio de las estaciones. Hay principios invisibles que contribuyen a modelar nuestras vidas.
Es sorprendente que muchas personas crean que todo en el universo es gobernado por leyes, salvo sus propias vidas y su propio éxito o fracaso. Eres parte del universo y existen leyes que gobiernan tu vida. Tú eres una de las causas de lo que ocurre en tu vida. Tus propios pensamientos te hacen ser causa.
Existe un orden en este complejo planeta, y el hecho de tener algún conocimiento de las leyes que en él operan hará que nuestra estancia sea menos complicada y más feliz.
El mundo material está hecho de energía, nada es sólido. El mundo material sólido que crees conocer es sólo una masa de energía vibrando a diversas velocidades. Cuando tu cerebro piensa, produce energía, vibraciones.
A cada acción corresponde una reacción opuesta de igual magnitud; cada vez que generas un pensamiento, con su muy particular vibración, produces una reacción o consecuencia. Los pensamientos son fuerzas, estamos manejando energía.
En la vida tenemos la opción de oír el consejo de los ganadores o prestar oídos a los perdedores; la filosofía y modo de pensar de los ganadores es elemento esencial de su éxito.
Somos parte del Universo y nos gobiernan leyes, como a todo el Cosmos. Necesitamos mantener un equilibrio, como lo mantiene el resto de la Naturaleza. Toma tiempo crecer y toma tiempo sanar. La vida siempre se mueve en ciclos, pues tal es la ley universal. Necesitamos tiempo para descansar y recuperarnos, al igual que el resto de los seres vivientes.
Toma tiempo nuestro propio crecimiento y desarrollo así como obtener seguridad en uno mismo, desarrollar un cuerpo saludable o adquirir un buen aspecto. En el mundo real, ocurren muy pocos éxitos de la noche a la mañana.
Nuestra vida se desarrolla en ciclos. Siempre habrá tiempos fáciles y tiempos difíciles, con la misma inexorabilidad con que una estación sigue a la otra. Uno de los grandes retos de la vida es enfrentar el invierno, mientras esperas que mejoren las cosas. Las cosas habrán de mejorar. Siempre es así. El problema es que mucha gente se rinde y regresa a casa demasiado pronto. La marea siempre baja.
La Naturaleza descansa de vez en cuando. Aprendamos de estas cosas. Necesitamos descansar, repasar, ponderar, ser. La creencia de que no puedes jamás descansar será tu realidad hasta el momento en que decidas otra cosa. Cuando hacemos del descanso parte de nuestro estilo de vida, nos sucede como a la tierra, que cuando se trabaja de nuevo produce mucho más.
Queremos tanto a los bebés porque son libres y vulnerables a la vez. Al extender los brazos y mirarnos a los ojos, nos dicen que los queramos, que no pueden sobrevivir solos. A medida que crecemos, muchos llegamos a pensar que debemos fingir autosuficiencia. Aparentamos.
Tal vez pensamos que estamos bien, que no tenemos problemas, que somos duros como la roca, que podemos manejar las cosas, aunque por dentro sintamos temor, soledad y el anhelo de que alguien nos escuche.
Existe una consigna por ahí que señala que niegues que eres vulnerable o que te sientes solo ya que lucirás débil. Y agrega que niegues cómo te sientes en realidad ya que abusarán de ti. Muchas veces esa consigna opera al revés. Si somos abiertos y sinceros, la gente lo nota y nos aprecia por ello. Los problemas surgen al fingir que estamos bien.
Irónicamente quienes ansiamos con mayor desesperación el amor, somos quienes más aparentamos no necesitarlo. Cuando en el interior de nosotros mismos nos sentimos débiles y solitarios, nos esmeramos por demostrarle al mundo que todo marcha bien.
El amor no es una euforia interminable. El amor es fuerza y compromiso. Amar a alguien puede significar decirle lo que no quisiera escuchar. El amor es valor, y se necesita más valor para decir «Tengo miedo» o «Te quiero», que para cubrir con una manta a alguien que duerme.
El amor es respeto a nosotros mismos y a los demás. Es querer a las personas a pesar de su carácter. Si le dices a alguien que la vas a querer cuando haya hecho tal cosa, eso no es amor; es manipulación.
Amor es buscar al lado positivo de la gente; si logramos hacerlo todo el tiempo, nuestra dicha está asegurada. Debido a que nuestra vida es un reflejo de nosotros mismos, mientras más amor y belleza captamos, más nos desarrollamos y logramos cosas. Por eso, para los seres humanos, el amor lo es todo.
Podemos aprender bastante de los niños. Parecería que muchos padres conciben el proceso de aprendizaje como una calle de un solo sentido. Pienso que les convendría dedicar más tiempo a aprender de sus niños, y menos a enseñarles. Los niños saben pasarla bien, mucho más que la mayoría de los adultos.
Los niños saben reír. No necesitan gran cosa para reírse. A veces no necesitan nada. Ellos ríen porque les agrada la sensación. Los niños son deliciosamente espontáneos. No analizan ni elucubran cosas. Simplemente se mantienen ocupados siendo ellos.
Loa niños siempre viven fascinados. Son curiosos. Todo es una experiencia nueva emocionante. Los adultos nos desconectamos y ya no entendemos de rocas, insectos o charcos. Aún podríamos aprender mucho de estas cosas, pero el problema es que, al llegar a la edad adulta, olvidamos cuán mágico es este planeta.
Los niños aceptan abiertamente. No tienen prejuicios. Les gustas rico o pobre, blanco o negro. Los niños no se escandalizan por ideas políticas o religiosas. A los niños no les preocupa demasiado bañarse o no bañarse.
Te aceptan a ti. Aceptan las circunstancias hasta el día en que aprenden a no hacerlo. Los niños no se quejan del clima; saben por intuición que tienen que adaptarse al curso de las cosas.
Los niños tienen una gran capacidad de recuperación psicológica y una enorme determinación. Si quieren algo, no se dan por vencidos. Los niños perseveran. La imaginación de los niños es enorme.
Les permite aprender, retener y desarrollarse a toda prisa. Dedica buena parte del tiempo a convivir con los niños. Aprende más sobre tu propia espontaneidad, curiosidad, aceptación, capacidad de recuperación psicológica, fe, determinación e imaginación. ¡Ellos están para enseñarnos!
Mantenerse activo se relaciona con la ley de «usarlo o perderlo». La naturaleza nos ilustra claramente sobre lo que sucede cuando alguien se estanca. Si alguien te dice que tiene noventa y cuatro años y ha trabajado toda su vida, debes saber que por eso llegó a esa edad, porque se mantuvo en actividad.
Una ganancia adicional que nos brinda el hecho de mantenernos activos es que nos permite alejarnos de las preocupaciones. En la actividad hay alegría y plenitud. Mantenernos activos constantemente nos mueve a tomar la iniciativa y participar.
Lo que no usamos, se deteriora, se pierde. Lo mismo ocurre con las destrezas que hayas adquirido. Si dejas de usar tu imaginación creativa, se evapora. Hemos sido creados para mantenernos involucrados en todas las nuestras actividades.
No dejes de practicar el arte de vivir. Cuando luchas por ser mejor, te conviertes en una persona más valerosa. Desarrollamos fuerza poniéndonos a prueba constantemente. Las cosas no deben dejar de importarnos; existe el peligro de que nuestra conciencia se desconecte.
Las prisiones y los manicomios están llenos de individuos a quienes todo dejó de importarles; personas que se las han arreglado para desconectar sus sentimientos hasta que no les queda nada. Las cosas sí tienen importancia.
Necesitamos utilizar nuestra mente para mantenernos en forma. No hay razón por la que debiéramos ser cada vez menos capaces al paso de los años. Si seguimos usando nuestra capacidad mental al máximo, nuestra mente seguirá funcionando. El mismo principio se aplica al dinero; el dinero es para gastarse. Necesita circular.
En todo momento la Creación nos exige que nos involucremos en todas la esferas de nuestra vida. ¡La ley de usar o perder es maravillosa! Nos brinda el incentivo de la práctica, y al practicar nos superamos. Se usa o se pierde. Si no le sacamos partido a lo que tenemos, lo perderemos.
En la búsqueda y solución de problemas, la mayor parte de las personas advierten que sus mayores éxitos ocurren cuando se hayan ocupadas en actividades que les hacen relajarse naturalmente.
Por ellos las grandes ideas brotan en sitios donde estamos relajados. Logramos los mejores resultados en la vida cuando aprendemos a integrarnos al ritmo natural de las cosas. Esto significa encontrar ese equilibrio frágil y elusivo entre esfuerzo y relajamiento, entre apego y desapego. ¡No es fácil lograrlo!
Dejemos que la Naturaleza nos oriente. Los animales saben muchas cosas que nosotros sólo entendemos a medias. Incluso la tierra tiene que descansar de cuando en cuando. Todo necesita descanso. Todas las cosas requieren de tiempo a fin de regenerarse, como la ola y la resaca.
La felicidad y la libre manifestación se afirman si nos desprendemos de los resultados finales; si nos esforzamos por llegar a la meta sin dejarnos aprisionar por ella. Nos encanta la gente que no se preocupa por impresionar a los demás. Se desprenden de todo afán de ser amados, y por eso mismo automáticamente reciben afecto.
La gente de dinero empieza a ganarlo cuando dejan de esforzarse por ello; descubren algo que les encanta hacer y la riqueza fluye automáticamente. Tienen dinero porque no se apegan a él. El hombre sigue trabajando porque disfruta al enfrentar el reto que ello implica más que el dinero mismo. Por eso es rico.
Tenemos que privarnos de algo a fin de poder obtenerlo. Una vez que podemos desapegarnos, nos encontramos en una posición que nos permite tener mayores posibilidades de éxito. La única manera de lograr un trato exitoso es «dejarlo ir», es decir, desapegarse emocionalmente.
Una vez que el trabajo ha sido realizado, los resultados llegan a su momento. Necesitas relajarte. Adaptarte al curso de las cosas. Tomar las cosas con calma y sabiduría es tan importante como la actividad misma.
La Creación es cambio. Nada permanece igual. Aunque esto es obvio, en ocasiones parece olvidársenos, y por ello padecemos muchos sufrimientos y desilusiones innecesarias. Las cosas cambian. La vida es dinámica. Eso es lo que la hace tan bella e impredecible. Los cambios nos mueven a la acción.
Debido a que las cosas cambian constantemente, necesitamos una saludable actitud que nos permita desprendernos de lo viejo y acoger lo nuevo. Siempre una cosa sustituye a otra. Al deshacernos de lo viejo e inútil, creamos un vacío y atraemos hacia nosotros cosas nuevas y emocionantes. Cuando nos aferramos a lo viejo y anticuado, nos bloqueamos, nos estancamos.
Debemos estar preparados para permitir que las cosas nos abandonen. Si has amado a otros y nunca dejas que se vayan de tu mente, nadie vendrá a sustituirlos. Al momento en que verdaderamente renuncias a estas personas, dejas que desaparezcan y consideras nuevas posibilidades.
Para crear un curso de vida saludable, despréndete de todo lo que no quieres, no usas y no necesitas. Además de sentirte liberado, advertirás que, como un imán, atraes nuevas cosas hacia ti.
A ciertas personas les resulta difícil creer que el hecho de formar en la mente imágenes de buena salud, pueda influir directamente en el proceso curativo del cuerpo. También existen personas a quienes les resulta difícil creer que los ensayos mentales mejoran dramáticamente el desempeño. Mientras tratan de entenderlo, otros lo aprovechan y obtienen resultados positivos.
Si llegas a la conclusión de que tendrás que entenderlo todo antes de servirte de algo, vas a esperar un buen rato. Nuestra mente es un milagro. Su capacidad de penetrar en todo lo que nos rodea y producir resultados rebasa por completo nuestro entendimiento.
He aprendido que si aceptamos y usamos lo que tenemos, podemos beneficiarnos enormemente. Que otros traten de entenderlo. Nuestra meta es ir en pos de resultados.
La vida en sí misma no tiene valor. El solo hecho de que estemos aquí no quiere decir que nuestras vidas valgan algo. Nosotros decidimos si nuestra estancia en este planeta es privilegio y alegría, o una sentencia de infelicidad y desesperación.
La vida no es aburrida. Sólo hay gente aburrida que mira al mundo a través de cristales empañados y sucios. Muchas personas mueren a los veinticinco y son enterrados a los setenta. Para mí es un misterio que algunas personas vean magia y belleza por doquier, mientras que otras permanezcan inconmovibles.
Independientemente de cuánta belleza y magia hayas disfrutado hasta este momento, puedes disfrutar aún más a partir de hoy. ¡Tú decides!
Andrew Matthews
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